Alguna versiones aseguran que Lázaro salió de la tumba con la ropa que lo enterraron, limpio, de buen semblante y bien vestido; otros escritos, en cambio, afirman que se levantó con el cuerpo vendado y el sudario sobre su rostro.
Chile se levantó y anduvo en Paraguay, partamos por ese hecho clasificatorio, donde el primer triunfo de visita es un dato esencial para escalar en la tabla. Mostró más aplomo que el local y la leyenda del cabezazo guaraní fue consumida por Guillermo Maripán las veces que quiso. Eugenio Mena, en un momento decisivo, cruzó la cancha en diagonal y además llegó, y cuando se necesitaba que el silbido del rayo negro les cayera a ellos, Silva, Antony, arquero, se fue al suelo tontamente y por un córner de Alexis Sánchez se comió un gol con kétchup, mostaza y papas duquesas.
También aseguran que la frase “levántate y anda” no está en la Biblia, sino en escritos y poemas diversos y posteriores, que le dieron al milagro el título que necesitaba.
Por lo tanto, Lázaro anduvo y lo de la ropa y como salió vestido del sepulcro no es vano, porque una cosa es volver a ser el que era, y otra, muy distinta, tal como se ha visto en series, canciones y películas, es regresar como zombie o walking dead, que implica otras velocidades, ritmo, inteligencia, sentidos, apetitos y estabilidad.
Si Lázaro volvió o no a su antigua vida lo vamos a empezar a conocer el martes por la noche después de Ecuador, y también en los partidos sucesivos, para descubrir cómo anda su organismo, desde músculos a concentración, instinto, armonía, memoria, paciencia y don de juego.
En esta carrera hacia el Mundial y tal como están los puntajes y próximos rivales, las vallas vendrán cada vez más altas, el camino seguirá escarpado y los capítulos tensos, densos y complejos.
El jueves pasado en Asunción anduvo, es el hecho ya mentado, pero al frente tuvo a una selección en estado de desgracia que fue un tormento verla jugar, porque Paraguay fue un espanto malo que además jugó mal.
Lázaro, la verdad, no se va a engañar ahora, justo cuando está empezando de nuevo y tiene una segunda oportunidad: derrotó a un espectro y ya vendrán rivales de carne y hueso.
El mundo que viene, después de Instagram y los alborozados festejos de camarín, se concentra en un racimo de preguntas: ¿Lázaro, después de resucitado, cuánto vivió? ¿Muchos años o pocos? ¿Gozó de buena o mala salud? ¿Cómo murió?
Para responder se necesitan dos cosas: leer la Biblia y saber de fútbol, donde lo primero es más fácil que lo segundo.