El campeonato se define y guisa entre enredos, peste y un estadio todavía inutilizado, el Nacional, lo que podría ser un dato de la causa para Universidad de Chile, pero todos saben que las razones de la cazuela azul no van por ahí.
Son cocimientos extraños y Deportes Melipilla hace de local en La Pintana y, en fin, el estadio de El Teniente y sus cuidadores merecen un premio y dictar un curso de cómo cultivar el pasto, con los secretos y cariños del oficio, porque está pasando un regimiento de partidos por encima y la cancha aún existe y se juega.
El torneo hierve entre cuarentenas y equipos a medio morir saltando y la guinda del pastel, o la joya de la corona, fue la cuchara que metió Martín Lasarte cuando nadie lo esperaba y tampoco necesitaba.
Lo que no hizo para las triples fechas, lo hizo para el final.
En septiembre y octubre apenas convocó a jugadores del medio nacional y fue razonable la explicación: “Creo que es para jugadores con otro recorrido, que juegan en otras ligas con otros requerimientos. A excepción de Argentina o Brasil, el ritmo sudamericano no es lo mismo”.
Los nombres en Chile, y debido a las febles exigencias del torneo local, navegan, carburan y juegan a un nivel distinto; en rigor, inferior y de menor cuantía, acaso no tanto por ellos, sino porque no están sometidos a la tensión y competencia de las ligas europeas, en particular las de Inglaterra, Italia y España, y lo único homologable en el continente serían Argentina y Brasil.
Una vez dicho lo anterior y después de transcurrir cuatro semanas, Lasarte metió la cuchara. Para el puesto de tercer arquero siempre había un chileno de la liga local, era que no: no juega. Su hombre fijo, desde su primera convocatoria, fue Gabriel Castellón, el titular de Huachipato seguro respiró aliviado pensando en su equipo.
En su reemplazo convocó a un único colocolino: Brayan Cortés, portero titularísimo y de perfecta continuidad. Es un llamado por el honor, solo entrena y ocupa la banca los días de los partidos: en Paraguay el próximo jueves y en San Carlos de Apoquindo, contra Ecuador, el martes 16.
¿No había nadie más? Por ejemplo Audax Italiano y Joaquín Muñoz, al que le sobran los méritos. Y habría quedado feliz.
Para la doble fecha triple seleccionó solo a Marcelino Núñez de la UC, y ahora, en cambio, de nuevo al mediocampista y a tres más: Valber Huerta, Edson Puch e Ignacio Saavedra.
Debe ser porque son tantos los titulares lesionados, que simplemente no pudo evitarlo.
No irán todos a la banca, quizás alguno sí, y puede que ingrese durante el segundo tiempo, y a lo mejor, quién sabe, mete la cuchara cuando nadie lo esperaba, que es precisamente lo que hizo Martín Lasarte justo al final del campeonato.