Kristen Roupenian (1982), graduada en Harvard y doctorada en la Universidad de Michigan, publicó en la revista The New Yorker, en 2017, el relato “Un tipo con gatos” que, de inmediato y con características polémicas, más un grado de alboroto, se hizo viral, alcanzó repercusión internacional y dio pie a una cadena, una verdadera andanada de artículos de opinión. “Un tipo con gatos” narra el auge y caída de la relación entre Margot y Robert, desde que tienen una cita a partir de correos electrónicos hasta que llegan a conocerse cara a cara, y comienzan bien, para finalizar en forma tóxica, envenenada, desastrosa. En pleno escándalo Harvey Weinstein y la emergencia del movimiento #MeeToo, en esta intriga se plasma, de forma muy fidedigna, brutal y áspera, la actual confusión en las relaciones entre ambos sexos y la dificultad de las mujeres para romper con el papel de mero objeto de deseo y decir no. Incluido en la colección
Lo estás deseando, en “Un tipo con gatos” Roupenian desmenuza de manera despiadada, por momentos clínica, en una suerte de hiperrealismo contrastado más adelante con toques sobrenaturales o el más perverso humor negro, temas y aspectos que afectan a las actuales parejas, solazándose en los malos olores, la halitosis o los fluidos corporales, que veremos en las demás piezas de esta antología, suavizadas en despliegues oníricos o fantasiosos presentes en otras crónicas. Estos y otros factores han convertido a
Lo estás deseando en lo que la crítica angloamericana ha calificado como un debut arrollador.
“Un buen tío” constituye, en sentido amplio, si bien un tanto ambiguo, un contrapunto al texto ya comentado. Allí se da la voz a un personaje masculino, Ted, feo, bajo, descuidado, aparentemente poco atractivo, consciente de sus limitaciones y muy sensible, quien es víctima de las perplejidades propias de su género en el siglo XXI. “Un buen tío” es el título más extenso del compendio (76 páginas) y expresa, de manera palpable, irónica, delicada, que se puede ser profundamente feminista y, a la vez, sentir honda empatía hacia los hombres. En esta oportunidad, Roupenian expone, de modo agudo y visceral, en la persona de Ted, a alguien que ha pasado de la treintena y padece las perplejidades propias de un catedrático que, en el sistema de valores estadounidenses de hoy, es acosado por sus pares. Asimismo, “Un buen tío” conforma una suerte de variante o, más bien dicho, ramificación en el subgénero literario que se denominó “novela de campus”, debido a que, tal como sucede en varios episodios de
Lo estás deseando, la acción transcurre al interior de las aulas universitarias.
El conjunto de incidentes que constituye este volumen pertenece a una categoría poco tratada en la narrativa del presente, esto es, la nouvelle, novela corta o short story: por su desarrollo, decididamente no son cuentos ni tampoco se pueden adscribir a la novela. Roupenian exhibe un registro vigoroso y mudable, que muestra múltiples inquietudes, que abarcan, como ya lo anunciamos, desde el naturalismo descarnado a lo mágico o quimérico, pasando por variantes como el cuento de hadas. En “El espejo, el cubo y el fémur viejo”, que recurre a las típicas fórmulas de las narraciones para niños (“Érase una vez”, “Hubo un rey que...”, etcétera), tenemos un inicio de lo más ingenuo (“Los pretendientes acudían desde todos los rincones del reino para visitar a la princesa y la princesa los recibía con igual gracia”), que da paso a una derivación francamente siniestra, al plantear la heroína, en el día de su cumpleaños, un deseo de consecuencias terroríficas, que culmina en un desenlace siniestro. “El corredor nocturno”, quizá la narración más desconcertante de esta obra, expone las tribulaciones y vicisitudes de Aaron, un profesor que es miembro del Cuerpo de Paz norteamericano, quien hace clases en una escuela de Butula, Uganda, y es asediado, maltratado y llevado a un punto de no retorno por las niñas de su curso, hasta el hecho de convertirlo en un cuasi asesino. La trama, que contiene varios pasajes en suajili, obedece, en gran medida, a un modo de pensar y una disposición que Roupenian exhibe en numerosas anécdotas de este notable ejemplar, que es, también, el inicio de una carrera que se vislumbra como muy promisoria: el desparpajo, la chifladura, la incomunicación contemporánea, lo retorcido, los horrores del ser humano, puesto que Roupenian no es amable, no se anda con tonterías ni con rodeos al describir la dominación que se ejerce sobre el otro.
En definitiva,
Lo estás deseando muestra a una joven autora que sabe lo que es la mente humana y que nadie nos enseña, en particular, el entendimiento de los hombres.