La Corporación Cultural de Las Condes nos propone una retrospectiva del conocido pintor de la generación de los años 80 Matías Pinto d'Aguiar. Ella colma los espacios principales del segundo piso del afamado Centro Cultural. De acuerdo a lo exhibido, el tránsito del artista hacia la abstracción se muestra riguroso. Nada más que cuadrados, rectángulos, poliedros y formas geométricas diversas resultan sus personajes actuales. Algo bastante diferente a lo que ocurre con su colega de tiempos neoexpresionistas Samy Benmayor. Este ha sabido mantener oportunos ecos de su característica figuración anterior. Volviendo al caso del presente expositor, priman en todo lo mostrado sus sólidos atributos de buen pintor. Así la factura de las amplias pinturas de hoy luce impecable, de composición minuciosa y acertado cromatismo. Citemos de inmediato lo que nos parece su mejor trabajo aquí. Es de 2021 y lo protagonizan cuatro triángulos relativos, puesto que constan de un lado curvo cada uno, junto a dos angostas bandas rectangulares muy alargadas. Gris, negro, castaños y amarillos conforman su coloración. Ya desde lejos impone su bella y sólida presencia, que el montaje logra destacar.
Respecto a los momentos de tránsito temático ofrecidos en la retrospectiva, quizá con demasiada parquedad, anotemos dos muy atractivos. Uno del año 2000 corresponde a una evocación paleolítica: algunos de sus personales caballos se reiteran en la más justa medida sobre planos geométricos. En otro de 2006, el corcel asoma parte de su cuerpo, mientras otro aparece por entero; ambos surgen en medio de grandes bloques neolíticos, curiosamente dotados de piel equina. En este segundo cuadro el viejo atributo onírico surge indesmentible. Esculturas completan la exhibición. Dos de ellas en alambre proporcionan las ejecuciones más convincentes e interesantes. Vínculos con el pasado del artista demuestra la construida en negro. Por entero abstracta, airosa, suficientemente bella se muestra la volcada en rojo.
En un mundo totalmente diferente nos introduce Gonzalo Pedraza. Esta vez vuelve a recobrar el pasado, pero mediante la mirada más actual. Si ayer fue el gabinete del coleccionista de ciencias naturales, hoy día es la naturaleza encerrada en fanales o en la glorieta palaciega. De ese modo, tenemos ahora una doble instalación. El feliz alumbrado y la neutralización arquitectónica de la gran sala de la CCU consiguen destacarla. Así, el centro del recinto nos entrega una especie de decimonónico jardín de invierno palatino, con una imaginativa vegetación y la estatuaria decorativa de rigor. Son cuatro esculturas deterioradas de yeso en blanco que, a través de sus típicas doncellas danzantes y de su joven miliciano romano o santo legendario, encarnan el gusto académico de entonces.
Escenario de estas figuras resulta una vegetación feraz de prado, enredaderas y arbustos. Eso sí, posee este entorno la particularidad de haberse confeccionado con pedazos de telas escenográficas, cuyas pinturas de desecho han sido uniformadas con pintura negra, blanca y, a nivel del suelo, fortuito manchado de óxido anaranjado. Una genuina coloración, entonces, de la obra entera. Además, el equilibrio formal, la simetría del conjunto, es realzado por el enmarque arquitectónico: un octágono volumétrico de madera negra que simula con éxito el metal y, más todavía, una vidriera inexistente.
La segunda parte de la obra corresponde a una instalación mural. La compone, primero, un amplio cuadro, protagonizado por una elegante aproximación a palmera, compuesta mediante trocitos también de lienzo usado y pintado con intensidades diversas para el grácil tronco o la copa frondosa. Por delante se extiende una volumétrica fila no simétrica de fanales característicos de otrora. Ellos encierran plantas en miniatura y estatuillas de yeso. Esta parte de la obra, junto con resaltar todavía más las artificialidades del siglo XIX pleno, constituye el más adecuado eco de la instalación en gran tamaño. Sin duda, Pedraza nos proporciona una hermosa y personal doble instalación.
Siglo XXI / Obra reciente
El tránsito de Matías Pinto d'Aguiar a una radical abstracción geométrica
Lugar: Corporación Cultural de Las Condes
Fecha: hasta el 20 de noviembre
Octaedro
Con mirada muy actual
Un atractivo vistazo de Gonzalo Pedraza a la artificialidad de cierto ayer
Lugar: Sala de Arte CCU
Fecha: hasta el 5 de noviembre