E l fútbol da y quita. Chile estaba en la lona luego de la derrota frente a Perú en Lima y una semana después mira con esperanza lo que viene, aunque sabe que no depende de sí mismo. Los claros triunfos sobre Paraguay y Venezuela, sin goles en contra en San Carlos de Apoquindo, más los despistes de los rivales que nos antecedían, otorgan a la escuadra que dirige Martín Lasarte la posibilidad de meterse en la lucha por el quinto lugar, que da derecho al repechaje.
Perú, Ecuador, Paraguay y Uruguay no aprovecharon sus oportunidades en las fechas del domingo 10 y jueves 14, mientras Bolivia y Chile se llevaron dos victorias que estrecharon el pelotón en una tabla que tiene a Brasil y Argentina escapados y listos (más allá de las matemáticas) en Qatar 2022. En algún momento sonaría la flauta, pero era necesario ayudarla desde el juego. La Roja recobró la memoria en esa noche tensa con los ahora exdirigidos por Eduardo Berizzo.
El sector derecho del ataque encontró esa sociedad que no muere, donde Mauricio Isla y Alexis Sánchez generan desequilibrio. Brillante Arturo Vidal para templar el mediocampo con ese tranco que siempre cunde, mientras Charles Aránguiz, aunque no brillara, ofrece claridad y desahogo. Lo descrito no es nuevo, pero requería un condimento extra. El gol estaba extraviado y la sensación ambiente era que a la selección le costaba demasiado anotar. Por eso el aporte de Ben Brereton se torna tan relevante. Sin ser un goleador de raza, el ariete del Blackburn Rovers es directo, resuelto, posee facilidad de remate y no duda. Sus goles a Paraguay y Venezuela reflejan estas características que Chile no disponía.
Chile sigue complicado, pero respira y en noviembre se juega la posibilidad de retornar a la Copa del Mundo. En un minuto complejo es destacable la templanza de Lasarte. No entró en polémicas, no buscó enemigos donde no los hay, entendió la circunstancia extrema y movió sus cartas. Luis Jiménez le dio una mano para jugar como delantero centro, yendo al sacrificio, pero fijando a los defensores rivales. Fajarse frente a Gustavo Gómez y Omar Alderete fue bravo. El pleno mayor del uruguayo fue Diego Valdés para reemplazar a Charles Aránguiz. Sonaron Marcelino Núñez y Pablo Galdames, pero eligió al mediocampista del Santos de México.
El formado en Audax Italiano tuvo su revancha soñada: batalló, presionó y no olvidó el trajín y su buena pegada. La inseguridad de sus presentaciones anteriores quedó atrás. Si consolida este rendimiento es otro nombre para considerar en este tránsito que busca rejuvenecer un cuadro de rostros repetidos.
Este grupo de jugadores, por su nivel e historia, no podía estar en el sótano del fútbol sudamericano. Ellos se debían un par de jornadas como las que vivieron, porque construyeron una épica que el tiempo acrecentará. En Asunción y en Santiago, frente a Ecuador, buscarán mantener la ilusión. La misma que siempre mostraba Raúl Coloma, el arquero de la selección que ganó por primera vez a Argentina en 1959, que atajó en la gira a Europa de 1960 y que a los 93 años nos dejó. Un gran hombre que honró al fútbol.