Presento al profesor Darijus Jean Morales MacClery, antropólogo, etnólogo y miembro del directorio del Foro Permanente para Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas (UNPFII), un académico cuyos orígenes son lituano, francés, español y escocés.
—¿Estoy en lo cierto?
—No.
—¿Cómo que no?
—Mis pueblos originarios se hunden en la antigüedad del continente europeo. Lo mismo que los chilenos.
—¿Entonces?
—Soy tártaro, corso, celtíbero y picto. Provengo de esas etnias y de cada pueblo algo conservo y por eso me siento indígena.
—Antes mencionó a mi país: ¿por qué?
—Lo estudio desde hace años. Es apasionante, quizá por la lejanía y el aislamiento, hay una pureza racial que permanece.
—Sin duda, descendientes de alemanes, italianos, españoles, franceses o croatas.
—No, no, no. En absoluto. Me maravilla que en los chilenos y chilenas permanezcan rasgos y características de etnias que yo creía extintas, pero estaba equivocado, y por eso mi interés. No hay pueblo más indígena que ustedes.
—No me había dado cuenta.
—Cada vez que voy, me paseo por Recoleta o Estación Central, y veo los rostros y rasgos de etnias que pensaba desaparecidas: kalmucos, arpitanos, túrquicos y frisonas. Etnias que rebalsan la gran Europa, hacia Occidente y Oriente, y que allá están en grabados, pinturas o en viejos tapices, pero en Santiago son una realidad humana que se pasea por las calles y plazas. Es increíble.
—¿Y por Las Condes y Vitacura?
—Bereberes, kalmucos, fenicios y frisonas.
—¿O sea que en todas partes hay kalmucos y frisonas?
—También moravos, suevos, osetios, ávaros y, sobre todo, vascón.
—¿Mucho vascón?
—Muchísimo. Y también mucho valón, y valona, por supuesto. En un 100 por ciento o mezclados, diría que son las etnias dominantes: el medio vascón y la valona entera, y la media vascona y el valón entero. En cada uno de los territorios son una realidad intergeneracional que se multiplica, con independencia de la posición económica, profesional o social.
—Me parece que usted ve indígenas por todas partes.
—Reconozco cierta deformación profesional, pero creo estar en lo correcto: yo soy indígena, tú, todos. Debemos autoidentificarnos. Deberías tratar.
—Lo voy a hacer, profesor, pero para finalizar y brevemente: ¿podemos ir a la coyuntura?
—¿Es necesario?
—No es más que una pincelada.
—En ese caso, sí.
—¿Qué significa para usted el 12 de octubre?
—Cualquier cosa, menos, y lo pongo en mayúsculas y entre comillas, “El Encuentro de Dos Mundos”.
—¿Por qué?
—Porque no hay nada peor que lo siútico, lo artificial y lo rebuscado.
—No sea tan duro, ¿no es mejor la altura de miras?
—No se me ponga siútico.
—Dejémonos de caricaturas.
—No se me ponga artificial.
—¿Podemos ir a los temas de fondo?
—Ahora se me puso rebuscado.