Mañana pueden pasar muchas cosas, aparte de ganar, empatar y perder. Por ejemplo, puede pasar que se muestren tarjetas amarillas (y hasta rojas, en un clásico sudamericano siempre encendido). Pero ¿qué pasa si se le muestran amarillas a Gary Medel? Algo posible, con Paolo Guerrero por ahí cerca y que anda enojado además con la prensa peruana que le pregunta a cada rato por su confianza y que querrá demostrar ante la Roja que se tiene una confianza enorme. Si algún entrevero termina en amarilla para el nuestro, se queda sin jugar ante Paraguay.
Grave sería. El asunto es que no es el único que bordea el límite de la suspensión. Tan importante como la presencia del defensor ante los paraguayos sería la de Charles Aránguiz, que también roza el peligro. Grave también, por su trascendencia en el armado nacional y también porque sumaría la ausencia del “Príncipe” a la ya sabida de mañana de Arturo Vidal, un “Rey” que llega con la amarilla puesta. O sea, otro golpe a la Casa Real. Si es que ya no fue golpeada por el vuelo perdido de Aránguiz desde Alemania. ¡Por favor!
No son los únicos que faltarían en San Carlos para recibir a los guaraníes. También viven en la frontera amarilla Erick Pulgar, Mauricio Isla, Paulo Díaz. En total son ocho. Demasiados. Ya mañana nos faltarán los cuatro que no podrán jugar por distintos motivos.
Algo nos dice que no alcanzan a equilibrar nuestros sentimientos e inquietudes los retornos de Alexis Sánchez y Ben Brereton. Tampoco alcanza que Martín Lasarte lleve en la delegación a Vidal, un “King” que anima, infunde confianza y eleva la presión del camarín.
Con todo, si bien no alcanza a ilusionar a una hinchada muy golpeada por su desnutrido campeonato local, los retornos y la presencia de Vidal ayudan.
En lo futbolístico (no todo puede ser anímico, aunque ahí empieza todo), el retorno de Alexis aporta nuevas opciones. Puede ser el “10” del equipo, como apuntaba Jorge Contreras. Me parece que Alexis lo viene anunciando hace mucho tiempo. Su intuición lo ha llevado a ser un asistente magistral a través de toda su carrera en el seleccionado. Tiene, además, la capacidad técnica para hacerlo con facilidad y exactitud.
Esa es una cosa. Otras son su visión del terreno (la “panorámica” que le llamaban) y su concepción del fútbol como un juego pulcramente jugado, no exento de las explosiones que él protagoniza. En suma, tiene las condiciones.
En todo caso, no puede darse por hecho que funcione, por mucho que esos sean nuestros deseos. Una cosa es tener las condiciones y haberlas mostrado y otra, distinta, es ejecutarlas como misión y no como “gracia”, como una exposición incidental. Tomar la conducción del equipo, “echárselo al hombro”, hacerse responsable por la ejecución de un papel fundamental es cosa muy seria.
En fin, ojalá se lo encargue el uruguayo y que le vaya bien al tocopillano. Lo necesitamos. Y ojo con las amarillas, porque los necesitamos a todos.