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Cartas
Miércoles 06 de octubre de 2021
Aborto y neoliberalismo
Señor Director:
Agustín Squella describe al inglés Roger Scruton como un “neoliberal”, reflejando bien el problema al que me refiero cuando critico a Daniel Mansuy por utilizar esa palabra.
Repito: después de estudiar seis años economía en una “escuela neoliberal”, nunca, pero nunca, vi esa palabra. Es un término que nadie sabe qué significa y solo genera diálogos de sordos. Por lo general se emplea, además, para asignarle a ese “neoliberalismo” la responsabilidad por dramas humanos o derechamente intenciones diabólicas como estafar, destruir países (¿como EE.UU., Inglaterra o Argentina?) e incluso para explicar comportamientos individuales como los del “Pelao” Vade (no es broma) o la pobreza en Chile (¿haberla disminuido del 60% al 10%?) y las pocas librerías existentes en Chillán (¿comparado con los años 80?).
Mansuy dice que el “neoliberalismo” defendería la “primacía absoluta de los deseos individuales”. Ya dije que ni Hayek ni ningún famoso “neoliberal” defendía algo siquiera similar, y menos Scruton, a quien Squella cataloga así quizás porque el inglés escribía sobre estética, componía óperas o creía que la solución a la destrucción del planeta yace en las comunidades, similar a Elinor Ostrom, otra mujer quizás “neoliberal”. O a lo mejor lo dice porque Scruton se enojaba mucho con la arquitectura moderna y los edificios de Norman Foster. La verdad, ni idea.
Squella agregó además que Scruton sería un “reaccionario”. Hasta donde yo sé la Monarquía sigue vigente en Inglaterra. Quizás se refiere a que es un liberal-conservador que celebra la libertad económica en pos de cambios. Otra posibilidad es que Squella esté pensando en Francia, como para acercarlo a De Maistre, pero la verdad veo bastante alejado al ilustrado Scruton de este francés profundamente antimoderno, además de que se burla demasiado de los franceses y de sus ideas, a excepción de su comida y vinos —a lo mejor haber escrito el libro “Bebo, luego existo”, puede ser la verdadera razón—.
En fin, lo lamentable es que a Mansuy le dé con usar esa palabra inútil; ello solo rema a favor de los conspiranoides que, sin compromiso con la verdad, insisten en afirmar que vivimos en un infierno terrenal.
Fernando Claro V.
Fundación para el Progreso