Pensé que la del miércoles iba a ser una noche fría y sola… y terminó siendo casi una experiencia religiosa. Perdonen que invoque a Enrique Iglesias, pero viene al caso para hablar del primer debate televisivo de los candidatos presidenciales.
Ustedes ya habrán hecho el ejercicio mental de quién ganó y quién perdió. No haré esa pega ahora. Trataré, más bien, de indagar en el aspecto más profundo del debate: ¿qué fue lo que “revelaron” los candidatos? ¿Cuál fue el mensaje que intentaron entregar sobre nuestro porvenir? ¿Qué dijo cada uno sobre cómo buscarán mejorar —o al menos no empeorar— nuestras vidas cuando lleguen al poder?
Como el 90 por ciento del debate parecía destinado a que los cinco candidatos se pelearan entre ellos, solo en el último bloque fue posible escuchar el verdadero “mensaje” que querían transmitir, cuando se les concedió a cada uno un minuto de libre disposición. Pero lamentablemente ya era pasada la medianoche y muchos ya dormían (en el estudio de tv y en las casas).
Quizás porque “revelación” y “mensaje” tienen acepciones religiosas, y porque ese minuto final los cinco lo usaron para hacer “profecías” sobre el futuro de Chile, a mí me pareció que los candidatos adoptaron roles bíblicos. Aquí el detalle de mi “experiencia religiosa”:
Kast, un ángel: Con su cara, pelo, pinta y modales de seminarista mechón; con su tono de voz de parvulario nórdico; José Antonio Kast, de aspecto siempre angelical, nos dio la mala nueva de que se vienen “tiempos peores”, como si fuese el antónimo del actual Presidente, que en su tiempo ofreció “tiempos mejores”. “Habrá que trabajar mucho”, dijo, provocando escalofríos en millones de chilenos diezmados por el síndrome de la cabaña que observaban desde el interior de sus sábanas. “Fue como un ángel, pero de la muerte; el ángel para un final”, me comentó un amigo que se tomó semestre-sabático cuando pasamos a fase 3.
Sichel, un arcángel: A Sichel decidí que voy a empezar a escucharlo en -2x, para alcanzar a entender lo que quiere decir. Así, en slowmotion, hace harto más sentido. En su mensaje final del miércoles dijo que en los próximos 30 años podríamos estar bien, pero que no será fácil, y enumeró todas las dificultades a enfrentar. Una lista de supermercado del terror. Se me vino a la mente el Arcángel Gabriel, cuando se le apareció a María y le contó la que se le venía. “¿Podré estar a la altura del desafío?”, se supone que le respondió ella al mensajero de Dios. “Se puede, claro que se puede”, respondió el arcángel. Esa última parte la encontré en Wikipedia.
Boric, un mesías: El candidato del PC-FA (que es como una fábrica de ideas comunistas, un PC-FActory), contradijo a todo el resto. Prometió una “tierra prometida”, valga la redundancia. Un Chile mejor en todo sentido, que logra la felicidad total gracias al bienestar que genera la inestabilidad y el caos. Por el contrario, la ley y el orden solo provocarían un valle de lágrimas. Era tarde y quizás estaba ya medio dormido, pero creo haberle escuchado prometer también la vida eterna. “Yo soy el verbo, el sustantivo y ‘loración' completa”, creí escucharle. Yisus.
Provoste, la exorcista: La senadora DC se endemonió en un momento del debate. Se vio como si se la llevase el diablo. Pero ella es cuasimodista. Y conoce la autosanación.
Artés, un leviatán: Huelgan las explicaciones.