Chile necesita del aporte de extranjeros. Su contribución al desarrollo.
Se encuentran avecindados en Chile 1,46 millones.
En la década pasada surgió el desorden y la irregularidad. En 2017, ingresaron 428 mil extranjeros, en su mayoría falsos turistas: gran negocio para fraudes, trata de personas y efímeras líneas aéreas y agencias de turismo.
La introducción de visas consulares revirtió esta situación a una cierta normalidad, favoreciendo la integración de los migrantes, que ahora deben arribar con documentación correcta para participar del mercado laboral sin ser abusados por indocumentación y sin exponerse a la expulsión.
No obstante, se multiplicaron por 9 o más veces los ingresos por pasos no habilitados. Este año ya suman 24 mil. El deterioro en Venezuela, Haití y en la región anticipa otra oleada migratoria, con riesgo de aumentar el desempleo y la informalidad, y presionando las oportunidades y la baja de las remuneraciones de trabajadores locales no calificados.
La situación de los ingresos clandestinos es inquietante, por la presión a la seguridad y servicios en las zonas fronterizas, riesgos de vida —varios han fallecido en la travesía—, y por su desamparo y vulnerabilidad.
El aumento de ingresos por pasos no habilitados dependerá en gran parte de las señales que se emitan. El candidato presidencial Gabriel Boric ofrece que el acceso a viviendas se extienda a quienes ingresen irregularmente, y la Corte Suprema rechazó la petición del Gobierno de fijar criterios jurídicos para agilizar las expulsiones de ingresos clandestinos.
Biden también dio las señales equivocadas de descontrol fronterizo, y prometió aparentes facilidades migratorias, causando una crisis de proporciones, que nos involucra, solicitándonos ahora recibir el retorno de ciudadanos haitianos y venezolanos provenientes de Chile, y acoger a afganos de los que no se ha hecho cargo.
Si Chile quiere mantener una política migratoria ordenada, regular y segura, debe mejorar el control fronterizo y facilitar la expedición de visas y permisos de residencia de acuerdo a la ley, en especial aquellas por reunificación familiar. Al mismo tiempo, corresponde mejorar y desconcentrar los centros de acogida de migrantes clandestinos mientras se verifican sus antecedentes, analizando la situación y cumplimiento de las normas de ingreso cuya transgresión merece la deportación al país de origen o de procedencia.
Es de interés nacional distinguir las categorías de los migrantes, entre los que ingresan regularmente y los clandestinos, y dar las facilidades necesarias a los extranjeros que califiquen para ingresar al territorio y lo hagan en orden.