Zúñiga: Almirante, almirante, ¿quién fue Tucídides?
Arancibia: Creo que un militar e historiador ateniense, creo que en la Guerra del Peloponeso y creo que fue el más arrojado en el combate de trincheras.
Hube: ¿Fue en el sitio de Siracusa?
Arrau: ¿O en el de Pasapoga?
Bown: Perdonen que cambie de tema: tenía 11 años cuando cayó el Muro de Berlín.
Cubillos: Qué felicidad.
Arrau: ¿Hay películas de eso?
Montealegre: Seguro que sí.
Cubillos: Esas no se dan ¿de qué libertad de expresión estamos hablando?
Arrau: Cuando era niño, en el campo, estoy hablando del 83 u 84, veíamos un programa doble chileno, una vez al mes: ¡Ayúdeme usted compadre! En betamax.
Zúñiga: Esa chilenidad me hace falta.
Hube. ¿Y cuál otra veían?
Arrau: Veíamos ¡Ayúdeme usted compadre!
Hube: ¿Pero no era un programa doble?
Arrau: Lo veíamos dos veces.
Arancibia: ¿Saben ustedes lo que es un mosquete?
Montealegre: Un arma de infantería que se cargaba por la boca del cañón, muy popular entre el siglo XVI y XVIII, se cree que se inventó en Moscovia, el antiguo ducado: ¿Ustedes vieron Alexander Nevski, no? La de Eisenstein.
Arancibia: Sáqueme de una duda, señorita Montealegre, ¿usted es Katherine con “h” o sin “h”?
Montealegre: Sin “h”.
Cubillos: No es Katherine Hepburn. Es de Maullín.
Zúñiga: Deseo compartir un recuerdo con ustedes: la letra de esa canción nacional que cantaba en el colegio todos los días, ¿puedo?
Arancibia: Encantado.
Zúñiga: Tenía 8 o 9 años: “Vuestros nombres valientes soldados, que habéis sido de Chile el sostén”.
Bown: ¡Qué recuerdos!
Cubillos: ¡La tercera estrofa, la tercera estrofa!
Arrau: Recuerdo que cuando era adolescente veía las noticias de la época, nada que ver con lo de ahora. Raúl Matas, un caballero, conducía “60 minutos” en TVN.
Cubillos: Daba gusto escuchar las noticias.
Arancibia: Estoy viendo los reportajes humanos de don Julio López Blanco.
Hube: Yo nací en los 80, así que no recuerdo nada de eso. Lo único que se me pegó, con los años, fueron las canciones de Los Prisioneros.
Arrau: Nunca los he escuchado, ni lo haré. Es una cosa de gustos.
Cubillos: Sin olvidar los principios.
Arancibia: ¡Jamás!
Zúñiga: Por algo estamos donde estamos.
Hube: ¿Nunca saldremos de acá?
Bown: Fíjense que mis gustos coinciden con mis principios y mis principios coinciden con mis gustos. ¿Me estoy perdiendo algo?
Cubillos: Eso es coherencia.
Montealegre: ¿Atrincherar es verbo? Porque si es verbo, se conjuga.
Arancibia: Arcabuz no es verbo, pero es un arcabuz.
Bown: Atrincheraren.
Cubillos: Atrincheraremos.
Arrau: Atrincheraríamos.
Zúñiga: Atrincherara.
Montealegre: Voy con el imperativo, segunda del plural, vosotras o vosotros: atrincherad.
Arancibia: Entonces es verbo.