Desde que existen los campeonatos, el mundo del fútbol se viene preguntando si en tal o cual empate el equipo propio ganó un punto o perdió dos, desde que se juega por tres. Y, por supuesto, hay opiniones en los dos sentidos. Y, también por supuesto, todos quedamos de acuerdo en que lo bueno o malo del punto se sabrá al final de la competencia. Si clasificamos por un punto, habrá sido bueno. Y si somos eliminados porque nos faltó uno, habrá sido malo.
Es harto simplista el acuerdo, porque el punto ganado o perdido pudo ser cualquiera de los disputados en el torneo. ¿Y el de Quito? Opino que fue un punto ganado. Opino así desde la perspectiva del tránsito del seleccionado desde que empezó a ocuparse de la renovación del más estelar de sus planteles históricos, misión entregada al colombiano Reinaldo Rueda y seguida hoy por Martín Lasarte.
Todos los partidos de fútbol se juegan en un contexto, ninguno está aislado en el tiempo y en el espacio, fuera de la circunstancia que vive el equipo o el club. El encuentro se disputa dentro de un momento, y ese momento tiene también su propia historia, que es el desarrollo de los 90 minutos y sus alternativas.
En nuestro caso, lo que más nos importa es el momento del equipo, que en este caso es el momento de su renovación. En eso estamos inmersos y comprometidos. Y si uno observa el plantel implicado en los pleitos con Brasil (muy buen partido chileno, merecedor de mejor suerte que el 0-1) y Ecuador, puede ver que es un grupo renovado, con algunos jugadores que recién se arriman a las exigencias de una selección nacional adulta. Y que lo han hecho razonablemente bien, respondiendo a las circunstancias y a los rivales. Nadie podrá decir que Chile hizo el ridículo o jugó horriblemente alguno de estos dos partidos, cosa que hemos advertido y sufrido en otros momentos de nuestro historial, con equipos tal vez mejor apreciados.
Siempre vamos a comentar algún error en planificación, en cambios (por ser equivocados o a destiempo), en actuaciones individuales. Y lo haremos porque siempre existirán. Y eso pertenece al ámbito propio de la historia del partido. Seguro que hubo de esto en Quito. Chile pareció no aprovechar su media hora de eventual ventaja numérica y evidentemente su banca apreció el punto. Pero nadie podrá decir que fuimos “ratones”, como más de alguna vez hemos sido. Cautos, tal vez. Explicable, también, si aceptamos la realidad de que no tenemos gol.
Por eso, valen los dos análisis. En el del partido, tal vez, y solo tal vez, pudimos hacer más. En el del momento de la renovación, el punto es muy bueno. Si no me cree, piense en qué habría pasado si perdemos… Somos un instante en la historia. Y mañana viviremos otro.