—Y la vaca dijo en la mañana en una entrevista que el objetivo del cuarto retiro de fondos previsionales era terminar con el sistema de AFP.
—¡Pero qué vaca!
—¿Por qué vaca? ¿No estás de acuerdo con que hay que ordeñar completos los fondos de las AFP hasta dejarlos secos y así obligar al país a adoptar un sistema estatal de reparto?
—Por supuesto que estoy de acuerdo con eso, lo que es estúpido es decirlo en una entrevista en la radio. Lo que hay que seguir diciendo es que los retiros son necesarios para ayudar a la gente a soportar la pandemia.
—Y la vaca no soportó la presión…
—Bueno, pero si no soporta la presión, ¿para qué se va a presidir la comisión de Constitución de la Cámara? Ese cargo hay que ejercerlo con carácter. Si no, el Partido Socialista podría poner a otro.
—Pero hay que tener ojo con eso, mira que hoy por hoy hay socialistas y socialistas.
—¿Cómo así?
—Es evidente, hay socialistas que se mantienen fieles a la correcta doctrina y entienden que el tema de las pensiones —como casi todo el resto de los asuntos públicos— debe ser resuelto por el Estado. Hay que aumentar impuestos todo lo que sea necesario para que el Estado pueda tener los recursos para pagar jubilaciones que estén al nivel de lo que el pueblo aspira. Pero hay otros socialistas que no opinan lo mismo o que reman en contra de eso.
—Es grave la acusación que estás haciendo. ¿A quién te refieres? Da nombres.
—Bueno, a Mario Marcel, el presidente del Banco Central, que está haciendo todo lo posible para evitar el cuarto retiro.
—Pero yo creo que Marcel ya no es socialista.
—Uno nunca deja de ser socialista. ¿Te sientes menos socialista porque estamos ahora almorzando en Nueva Costanera?
—Obvio que no. Pero entiendo a lo que te refieres. Es decir, habría en Chile unos socialistas “marcelistas” y otros socialistas…
—Y la vaca…
—No, pues. Nada que ver y la vaca. No confundas torpeza comunicacional con convicciones.
—¿Qué socialista sería, entonces, a tu juicio, garantía de tener las convicciones correctas?
—Carlos Montes podría ser.
—¿Y por qué Carlos Montes no fue nuestro candidato presidencial?
—Porque no quiso.
—¡Qué vaca!
Ahí no aguanté más y tuve que decirles algo a los dos tipos que almorzaban al lado mío esta semana en uno de los restaurantes de moda en Vitacura.
—No pueden hablar así de la gente. Por lo que escucho, ustedes son socialistas y, primero, tratan de vaca a una diputada de su partido y después al mismísimo senador Montes, que debiera ser una figura venerable para ustedes. Como diría Greta: “Shame on you!”.
No estoy seguro de si me salió tan bien el discurso, especialmente porque al final la voz se me puso un poco aguda y personas de otras mesas se dieron vuelta a mirar. Pero el problema no fue ese, sino cómo los dos comensales socialistas a los que traté de increpar me dejaron callado ante la vista del restorán completo:
—¡No estamos hablando de ninguna diputada vaca, estamos hablando del diputado Ilabaca!
Desde ese día decidí no escuchar conversaciones ajenas —al menos en lugares públicos— ni menos intervenir en ellas. A veces puedo ser muy vaca.