Con las decisiones tomadas por el Servicio Electoral en el día de antes de ayer, con respecto a las candidaturas de Diego Ancalao por la Lista del Pueblo y de Gino Lorenzini como independiente, se despeja el escenario presidencial de la primera vuelta en noviembre de este año.
En el cuadro vigente, la candidatura de Gabriel Boric, respaldada por su bloque, denominado Apruebo Dignidad, es la que resulta más favorecida con la decisión del Servicio Electoral, considerando que la izquierda y su candidato, en este caso Boric, no tiene competencia en su mismo sector, ya que la candidatura que se sitúa en ese espectro de Eduardo Artés, del denominado bloque Unión Patriótica, es completamente marginal en materia de votos, y como ejemplo de esto último, en la candidatura del 2017 Artés logró solo el 0.51% de respaldo electoral.
No ocurre lo mismo en la centroizquierda, donde a la candidatura triunfadora de Yasna Provoste en la consulta ciudadana de este sector, le aparece en competencia Marco Enríquez-Ominami que disputa el mismo electorado. Para refrendar esta última afirmación basta recordar la elección presidencial del año 2009 donde el candidato de la Concertación, Eduardo Frei-Ruiz-Tagle, obtuvo la más baja votación de este bloque desde 1990, solo un 29%, mientras Marco Enríquez-Ominami cubrió una parte del electorado de centroizquierda obteniendo un 20% de los votos en esa oportunidad.
Lo mismo ocurre en la derecha, en donde la candidatura triunfante en sus primarias legales de Sebastián Sichel va a tener una férrea competencia en dicho sector del candidato presidencial José Antonio Kast, líder del Partido Republicano, y además la candidatura presidencial de Franco Parisi, representando al denominado Partido de la Gente. Con respecto a esta última afirmación, hay que recordar que en la campaña presidencial anterior Parisi obtuvo el 10% de los votos y apreciar que su planteamiento anti política y anti partidos se conecta con gente independiente que cultural y sociológicamente es un votante probable de la derecha tradicional. De todo lo anterior se desprende, en mi opinión, que el candidato Gabriel Boric tiene una alta posibilidad de pasar a segunda vuelta.
Para los que somos integrantes de la centroizquierda, cuyo bloque hoy día se denomina Por un Nuevo Pacto Social, la tarea es de envergadura. Nuestra candidata, Yasna Provoste, en los tres meses de campaña tiene que posicionarse, en mi opinión, como la candidatura que ofrece cambios profundos con estabilidad, gobernabilidad, experiencia y en paz social; mensaje y relato que resulta atractivo frente a un país polarizado y que se expresa en la competencia entre una izquierda fundamentalista y una derecha continuista de la actual administración.
Para lo anterior es básico el mensaje hacia el electorado de la centroizquierda de nuestra candidata presidencial, mensaje que debe contemplar imprescindiblemente la reafirmación y el orgullo en los avances obtenidos durante la Concertación y la Nueva Mayoría como así mismo develar el rol de implacable oposición a esos gobiernos por parte de la derecha, tanto la derecha política como la económica y social.
Pero lo anterior no es suficiente y además entonces hay que decirle al país que también cometimos errores profundos, no solo derivados de la conducta de la derecha, sino errores que provienen de nosotros mismos, particularmente de aquellos de los nuestros que se entusiasmaron con el modelo que permitía crecimiento y reducción de la pobreza pero no visualizaron que un país es gobernable no solo con crecimiento y reducción de la pobreza sino que además con crecientes grados de igualdad en todas las dimensiones del quehacer humano, y en eso fallamos.