El primer capítulo de “#PobreNovio” siguió la línea de otros debuts de teleseries chilenas. Imposible olvidar al personaje de Carolina Fadic con el maquillaje corrido y sin bajarse jamás de la limusina por culpa del novio que no llegó, en el primer episodio de “Rompecorazón” (1994). O de la pataleta de Catalina Chamorro (Claudia Di Girolamo), quien quemó su vestido de novia el día de su boda en el debut de “La fiera (1999). Algo representa para los chilenos esta imagen del plantón en el altar, tan tocada por los creadores de estas ficciones.
En “#PobreNovio”, estrenada por Mega la semana pasada, el plantado es Santiago García (Etienne Bobenrieth), un joven de buen corazón, algo pasmado y con “mamitis”, quien se queda mirando en la puerta de la iglesia cómo su novia se aleja, con el velo al viento, afirmada de un motoquero misterioso, que resulta ser su jefe, interpretado por Héctor Noguera. La escena es grabada por decenas de transeúntes a través de sus celulares y el video no tarda en hacerse viral. El novio humillado se hace famoso y al empresario Eduardo Santander (Diego Muñoz) se le ocurre hacer una rifa de nivel nacional, cuyo premio mayor es casarse con el desventurado joven.
La idea parece absurda, sobre todo en tiempos de feminismo. Pero la trama se hace creíble al mostrar, siempre en tono de comedia, el modo en que se utilizan las redes sociales y el márketing para hacer de García un fenómeno de masas. En apenas tres capítulos vemos la transformación del protagonista, que pasa de ser un joven apocado y sin aspiraciones a convertirse en el hombre más codiciado de Chile, gracias a las redes digitales y la publicidad.
Escrita por un equipo que encabeza Alejandro Cabrera, la historia se inspira en un hecho ocurrido en Chile en los años 40. Bajo la dirección de Matías Stagnaro, la puesta en pantalla es ágil y el estilo de narración sabe aprovechar las formas digitales en la comunicación entre sus personajes. Varios de ellos derrochan carisma, partiendo por el protagonista, que logra verse atractivo en su fragilidad inicial y en su empoderamiento posterior. Junto a él, destaca el personaje de su sobreprotectora madre, interpretada por Carolina Arregui, quien parece haber encontrado su fuerte en los personajes populares y con carácter.
Francisca Walker construye con acierto a una irritante Pamela, la novia fugitiva, y Montserrat Ballarín también se luce como una angelical Francisca, la coach del “novio de Chile”. Mención aparte merece la niña Catalina del Real, quien tiene un prometedor desempeño como la conflictiva hija de Eduardo Santander, el ideólogo de la rifa.
En sus primeros cinco capítulos, “#PobreNovio” obtuvo el primer lugar de la audiencia diaria, alcanzando un promedio de 21 puntos. Esta producción viene a refrescar el horario familiar de las teleseries, mostrando que una historia que viene de tiempos pasados puede ser atractiva con una narración acorde al presente y un buen ramillete de personajes.