–Tiene la palabra el convencional Liberty Valance, hasta por dos minutos.
–¡Peñi Peñi, Mei!
(¡No se dice así, oportunista, chueco, caradura!)
–Les ruego guardar silencio. Señor Valance, le vuelvo a dar la palabra.
–¡Mei Mei Peñi! Estamos en un momento…
–Se muteó, señor Valance, sin querer se muteó.
(¡Desmutéate aturdido!)
(¡Te invisibilizaste solo, pajarón!)
(¡Enciéndete el micrófono, ooh!)
–¿Aló? ¿Aló, aló, aló? ¿Me escuchan?
(Dile que sí nomás y así acabamos antes)
¡Miau, miau! ¡Miau, miau!
–¿Aló, aló? ¿Hay alguien?
–Sí, señor Valance, ya se desmuteó. Tiene la palabra.
(Pregúntale si está en el hemiciclo, en la sala uno, la dos, la tres o si está telemático)
–Estoy en la sala dos.
–No, señor Valance, está en la cuatro.
–¿En qué momento cambió la sala? Yo me intercambié.
–En ningún momento se cambió. Por favor, haga uso de la palabra.
(Pregúntale si es de izquierda o derecha).
–Soy independiente.
(Pero independiente de izquierda o independiente de derecha)
–¡Independiente independiente!
(Pero independiente independiente de izquierda o independiente independiente de derecha)
¡Miau, miau! ¡Miau, miau!
–Señor Valance, su turno. Son dos minutos.
–Seis, porque el convencional originario puilliche me cedió sus dos minutos.
-Señor Valance, no existe ningún convencional puilliche.
–¡No es posible! Con él intercambié la sala.
(¡Te vieron la cara!)
–Me lo encontré en los jardines y como aún no podía instalarse, me pidió 200 mil pesos y se los facilité. Me dijo que la Comisión Régimen Interior, cuando se establezca, me los devuelve.
(¡Y eso que andái con mascarilla!)
–El convencional puilliche me explicó su historia, para mí desconocida, viene de un pueblo del norte grande, aunque se ubican al sur de Mejillones, entre Baquedano y Mantos Blancos.
¡Miau, miau! ¡Miau, miau!
–Señor Valance, de nuevo: tiene la palabra. Dos minutos.
–Serían cuatro.
–Ya le explicamos que el convencional puilliche no existe.
–El convencional cuncunche me cedió su turno de dos minutos.
–Señor Valance, tampoco existe el convencional cuncunche.
–¿Pero cómo? También se estaba instalando en Santiago y lógico que le facilité recursos, al igual que al hermano puilliche.
(¡Te hicieron leso! ¡Te estafaron! ¡Aturdido!)
–Por favor, ocupe su turno de dos minutos.
(Pregúntale si es trans, si no es trans o si es más o menos trans)
–Le pido a la presidencia y vicepresidencia que le exija silencio a los 154 convencionales que a los gritos y enmascarados quieren acallar mi voz.
–Tiene la palabra, señor Valance.
–Tengo confianza en los chilenos y chilenas, y creo en el porvenir de un país solidario y unido en el futuro. ¡Vamos a llegar! ¡Lo lograremos! ¡Cómo que me llamo Liberty Valance!
¡Miau, miau! ¡Miau, miau!
(¡Oye Liberty, se te salió el gato de la bolsa!)