Jorge Baradit, el escritor de libros que hablan sobre episodios de la historia de Chile y ahora miembro de la Convención Constitucional, me ayudó esta semana a aclarar la mente, como quien carraspea para aclarar una obstrucción en la garganta.
Baradit dijo —a propósito de agresiones que sufrieron dos convencionales de derecha— que le parecía “conveniente” que “ellos le tomen un poquito el gustito” a la violencia… sufriéndola.
Obviamente su declaración me choqueó en un principio. Se me vinieron a la mente los reproches de aquellos que ven un problema “genético” en la Convención Constitucional: porque entienden que fue engendrada por la violencia.
Es que es cierto que el proceso constituyente surgió a partir del Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución del 15 de noviembre de 2019, al final de la jornada más violenta posestallido del 18/O. La Convención Constitucional es hija de esa noche de pasiones desatadas que terminó con un compromiso de reencontrar la convivencia pacífica y evitar un enfrentamiento sangriento entre chilenos.
Por eso, como la violencia está inscrita en su ADN, muchos suponíamos que había que mantener a la Convención entre algodones, para evitar que ante cualquier brusquedad sus demonios despertaran y salieran al exterior para estropearlo todo.
Pero, fiel a su metodología, Baradit esta semana nos propuso una historia distinta.
Baradit nos hizo recordar ese viejo dicho criollo de “quien te quiere te aporrea”. Y por lo tanto creo que muchos de nosotros hemos entendido todo mal. Las agresiones contra la Convención (que ocurrieron el mismo día de su instalación, con grupos violentos que intentaron irrumpir en la ceremonia inaugural), o contra sus integrantes (ocurridas días después), son muestras de cariño. Así, quienes están más interesados en que la Convención tenga éxito en su tarea de proponerle al país una nueva Constitución Política son los que más la maltratan.
¿Se dan cuenta? ¡Es al revés! Quienes toleran la violencia hacia la Convención —o desde la Convención— no buscan boicotearla o hacerla fracasar, como uno, de manera extraviada, pudo pensar. ¡Ellos son los más interesados en que salga todo bien! ¡Es que quien te quiere te aporrea! Solo que se trata de “un amor diferente”.
Así, una vez más, Baradit nos ofrece una historia distinta; en esta oportunidad, sobre “un amor diferente”.
Esto es igual que la canción de Sergio Dalma:
“Una historia distinta; un amor frente a frente; un paraíso inventado en la mente del corazón”.
Cuánta sabiduría, Dios mío.