Mañana se realizarán las primarias presidenciales de carácter legal y apoyadas por el Servicio Electoral de dos bloques políticos. En primer lugar, el bloque Apruebo Dignidad, que levanta las candidaturas de Daniel Jadue, apoyada por el Partido Comunista, el Frente Regionalista Verde Social, el Partido Igualdad y otros movimientos de izquierda, y de Gabriel Boric, respaldada por el Frente Amplio. El otro bloque político, la derecha, levanta las candidaturas de Joaquín Lavín, apoyado por la UDI; Mario Desbordes, apoyado en parte por RN; Ignacio Briones, apoyado por Evópoli, y finalmente Sebastián Sichel, candidato independiente.
Como es evidente, la Unidad Constituyente, es decir, la centroizquierda, está ausente de dicho evento electoral. Esta coalición, el 19 de mayo, plazo final para inscribirse en las primarias, cometió el error de dividirse respecto de en cuál primaria participar. Por una parte, el PS, el PPD, el Partido Liberal y el movimiento Nuevo Trato quisieron participar en las primarias de la izquierda, sin embargo, el PC y el Frente Amplio solo aceptaron la incorporación a dicha primaria del PS y rechazaron la participación de las otras fuerzas. La otra parte del bloque de la Unidad Constituyente, es decir, la Democracia Cristiana, el Partido Radical, el PRO y Ciudadanos, optaba por mantener una primaria solo en el espacio de la Unidad Constituyente. Las desinteligencias y los errores cometidos condujeron finalmente a que este bloque político no participe en las primarias de mañana.
La paradoja política es que el bloque político que no concurre a las primarias es la primera fuerza electoral a partir de los resultados de las elecciones territoriales efectuadas durante el presente año. Es así como en materia de gobernadores regionales, la centroizquierda ganó en 11 de las 16 regiones del país; en cuanto a alcaldes y alcaldesas, la centroizquierda eligió 129 ediles, mientras que la derecha solo alcanzó 87, la izquierda eligió 21 y los independientes fuera de pacto 105. Finalmente, en materia de concejales, la centroizquierda obtuvo el 33,4% de los votos, eligiendo a 1.010 concejales, mientras que la derecha, con el 30% de los votos, eligió a 772; la izquierda, con el 21,7% de los votos, anotó 337, y los independientes fuera de pacto, con el 15% de los votos, eligieron 133 concejales. Es decir, la principal fuerza política del país no participa por las razones ya dadas en la primaria legal de mañana.
Frente a lo anterior, y en la perspectiva de ser una opción competitiva en la primera vuelta presidencial de noviembre, es imprescindible que este bloque político realice una primaria ciudadana para que la ciudadanía de centroizquierda elija una candidatura única entre la opción del PS, del PPD, del Partido Liberal y del movimiento Nuevo Trato, Paula Narváez; el candidato del PR, Carlos Maldonado; el candidato del PRO, hasta ahora innominado, y la carta de la DC, que puede ser Yasna Provoste o Ximena Rincón. No es políticamente posible dirimir esta candidatura sin una consulta ciudadana, el Chile de hoy no acepta una candidatura producto de un acuerdo político y lo anterior es conveniente para cualquier candidatura de este bloque, independiente de las encuestas sobre liderazgo. Por lo demás y en términos prácticos, para efectuar esta primaria solo restan cinco domingos antes de la inscripción legal de las candidaturas, que es el 23 de agosto. En consecuencia, dado que hay que preparar estas primarias, las únicas opciones que quedan para efectuarlas son el domingo 15 de agosto o el domingo 22 agosto. En ambas fechas está el límite legal.
Como todas las encuestas aseguran que mañana en la izquierda ganará Jadue y en la derecha Lavín, levantar una opción de centroizquierda que asegure simultáneamente transformaciones profundas en la sociedad chilena, pero en paz, tranquilidad, estabilidad y convergencia nacional, es de una responsabilidad política como no se ha visto en las últimas décadas. Solo la centroizquierda permite ese camino frente, por una parte, a una izquierda radicalizada y a una derecha que, más allá de sus títulos, sería la continuidad de un gobierno fracasado.