Señor Director:

Eric Palma, catedrático de Historia del Derecho en la Universidad de Chile, nos interpeló el jueves 1 de julio en Emol TV: ¿Por qué le tienen miedo a un poder constituyente originario que se va a ejercer para una república democrática? Se refiere de ese modo a la Convención Constitucional, cuya misión es, a su juicio, generar un “nuevo Estado constitucional”.

Es extraño que él interprete así el proceso definido por la reforma constitucional de diciembre de 2019. La Convención tiene un marco acotado en la Constitución vigente. Allí está establecida su legitimidad. Existe porque los poderes del Estado le dieron vida. Es mejor entonces no seguir fantaseando. La Convención tiene que respetar las reglas. Si sus acuerdos van más allá, serán nulos.

Palma es asesor de la Lista del Pueblo, y ahora se entiende mejor la excitación refundacional de sus voceros. Él anticipa que el proceso tendrá como protagonistas a cinco actores: ambientalistas, pueblos originarios, feminismo, diversidad sexual y representantes populares. O sea, quienes no formen parte de alguno de esos grupos, parece que deberán conformarse con ser espectadores, puesto que han surgido ciertas fuerzas de vanguardia frente a las cuales debemos inclinarnos. A esas fuerzas les indicarán la ruta algunos profesores de Derecho.

El proceso de la Convención se ha prestado para todo tipo de desplantes rupturistas. Ahora, estamos descubriendo la valentía autodeclarada de quienes parecen soñar con la remodelación de la sociedad a partir de un texto. No hay nada de valentía en tal actitud, sino absoluta inconsciencia respecto de cómo suelen encadenarse los extravíos ideológicos hasta provocar enormes descalabros. Chile no necesita ser refundado. Deberían pensar en ello quienes se muestran temerarios desde el estatus protegido que tienen en las universidades, seguros al parecer de que los estallidos o las revoluciones pasarán lejos de ellos.

Ojalá la Convención no agregue nuevos factores de discordia e incertidumbre. Como nunca, el país necesita sensatez y sentido de las proporciones.

Sergio Muñoz Riveros