Es bueno despejar el bosque: claro penal de Gary Medel a Carlos González; Wilmar Roldán estuvo bien al no sancionar la pena máxima cuando el exariete de Magallanes, San Marcos, Wanderers y Huachipato golpeó primero la pelota con la cabeza y luego con la mano. Después de la peor actuación de Chile en mucho tiempo, porque no generó ninguna aproximación, cunde la desazón. La intensidad de la Albirroja desestabilizó a la selección nacional y la deja casi condenada a medirse con Brasil en los cuartos de final.
Chile no tuvo piernas para ganar duelos individuales o enlazar líneas de pases. Sintió los cuatro partidos en 10 días, en especial los dos cotejos en la humedad de Cuiabá ante Bolivia y Uruguay. En su sinceridad brutal, Martín Lasarte planteó que las ausencias de Alexis Sánchez, Erick Pulgar y Guillermo Maripán eran demasiado. Sumemos a Carlos Palacios, que en esta instancia no pudo ser medido.
No vamos a insistir que cuando un cuadro se sostiene en un grupo de futbolistas veteranos es necesario que los de edad intermedia apuntalen. En este caso, la generación que asistió al Mundial Sub 20 de Turquía en 2013 tendría que empujar el carro. Sabemos que eso no sucedió y que salvo Pulgar —fuera de esa convocatoria de Mario Salas— no existe un jugador de envergadura que oxigene a los históricos.
En el ajedrez se impuso Eduardo Berizzo. Ningún entrenador rival conoce a esta selección como el excolaborador de Marcelo Bielsa. Sabe de sus potencialidades, de sus falencias y de su mecha corta ante la frustración. Con dos líneas de cuatro, donde los volantes externos cerraron el pasillo de Mauricio Isla y Eugenio Mena, el partido se inclinó desde temprano, más allá de que los guaraníes casi no generaran opciones de gol.
En circunstancias normales, Isla y Mena superaban un par de veces por lapso las marcas de Braian Samudio y Santiago Arzamendia, como lo hacen en sus clubes y en la selección. El cansancio acumulado facilitó la tarea del rival. Berizzo dejó libre, pero con perfil cambiado, a Francisco Sierralta. Los demás siempre tuvieron una estampilla. González, por ejemplo, atosigó a Medel, que con el balón dominado limpia el camino.
En la desesperación por el trámite, Arturo Vidal retrocedió en exceso, restó espacio a Charles Aránguiz y Tomás Alarcón, quienes tuvieron menos opciones para la descarga ante la presión guaraní. No es nuevo que esto ocurra cuando la mano viene torcida.
Son lecciones que Lasarte registrará para el duro camino en las eliminatorias, donde Chile tiene muchos menos puntos de los que merece, pero la realidad de la tabla es lapidaria. En esta fase de grupos de la Copa América, hubo jugadores que no estuvieron a la altura: César Pinares está fuera de ritmo internacional, Pablo Aránguiz no aprovechó sus minutos. Sebastián Vegas y Felipe Mora no contaron para el entrenador, mientras que los jóvenes Clemente Montes, pero sobre todo Marcelino Núñez, no dispusieron de oportunidades. El DT sabe lo que ocurre en los entrenamientos y los calibra, pero por momentos la frescura y pegada del volante de la UC, de buena Copa Libertadores, ofrecían recursos escasos en este plantel.
El cruce de cuartos de final es una medida, pero no extraviemos el horizonte. El objetivo es Qatar, que de tanto en tanto se aleja en los números, pero ante todo por el calendario.