Entre las muchas “tierras prometidas” que el audiovisual ha pretendido alcanzar en estos años digitales (el 3D, la serialización de los contenidos, los universos cinematográficos, el imperio del streaming), la más elusiva e inalcanzable continúa siendo la esquiva dimensión del “hágalo usted mismo”. El cine —y para qué hablar de las series— se han vuelto operaciones con tal nivel de complejidad e interacción que intentar crearlo todo por sí solo podría llegar a convertirse en una tarea demencial.
Si no, pregúntenle a Bo Burnham.
Pionero youtuber en los 2000 y laborioso comediante de stand-up a principios de la década pasada, Burnham está dejando en shock a cualquiera que se asome a ver “Inside”, el show que subió a Netflix el 30 de mayo. Poco importa si uno es comentarista, colega, fan del sujeto o espectador casual: quien se expone a esta obra creada, producida, guionizada, filmada, protagonizada y editada por su autor experimentará reacciones que van desde la sorpresa hasta la incredulidad, pasando por la fascinación, el rechazo, la curiosidad, los deseos de apretar stop y darse una pausa para asimilar lo que se está viendo, antes de volver a poner play y ver cómo el personaje sale del aprieto en el que se metió: crear en completa soledad un especial de comedia, al interior del departamento en el que está pasando la pandemia. Escribir monólogos, componer canciones, cantarlas, sonorizar, mover la cámara, grabar, iluminar, vestuarizar, maquillar, editar. Puesto frente a la pantalla, Burnham realiza todas esas cosas (varias de ellas al mismo tiempo), probando de paso que la controversial profecía que Francis Coppola hizo a principios de los años 80 ya se ha convertido en realidad: la tecnología y el desarrollo del lenguaje visual hoy permiten que una sola persona realice su propia película y consiga distribución a nivel mundial.
Pero claro, lo que le resultó a Burnham no fue una película, pero tampoco el especial de comedia que le había ofrecido a Netflix. Ah, un detalle más: en el proceso casi se volvió loco. Tal fue el nivel de control y dominio del medio que alcanzó a percibir mientras iba filmando, que no resistió la tentación y se lanzó de cabeza a por ello. Hasta que la cabeza se le partió en dos.
En su origen, “Inside” era un experimento donde su autor probaría si acaso el formato clásico especial de comedia —un programa que se graba ante una audiencia en vivo— podía trasladarse a un contexto covid y ser filmado en estricto aislamiento. El desafío era insólito. ¿Usaría una pista de risas pregrabadas? ¿Cómo se las arreglaría para actuar y filmarse? ¿Intentaría hacerlo todo de una vez o iría grabando segmento por segmento? La parte buena era que no había reglas. La parte mala era que, precisamente, no había reglas. Burnham, quien había abandonado el stand up en 2016, después de sufrir repentinos ataques de pánico antes de entrar a escena, ya no tendría que hacerse cargo de las reacciones de la platea, pero lo inquietante es que al trabajar solo él se estaba convirtiendo, al mismo tiempo, tanto en intérprete como espectador de sí mismo. El más severo juez de su propia performance. Pero eso es apenas la superficie: en la medida que las canciones, su monólogo y los fragmentos visuales van sucediéndose, uno tras otro, “Inside” se vuelve un artefacto “meta”: un comentario en torno los mecanismos de creación, una mirada a la compulsión de hacer reír, de exponerse ante el otro, de reflexionar acerca de tu trabajo. Al contrario de la mayoría de los cortos y filmes realizados durante la pandemia, en los que se hace énfasis en que el director y su reducido equipo sacaron el máximo provecho de todas las restricciones sanitarias y de movilidad (pero recordándonos en todo momento que por causa de estas el resultado es y será, por fuerza, limitado), Burnham no intenta pasarse de listo o sacarnos sonrisas en medio de los peligros del SARS-CoV-2 (de hecho, ni siquiera lo menciona): el tipo simplemente acepta este estado de cosas y comienza a explorar la geografía de su inescapable encierro, cual náufrago dando vueltas por su isla. Eso, de hecho, es lo que convierte a Inside en el extraño animal audiovisual que, a medida que despliega sus recursos, va replegándose sin fin al interior de quien lo está creando y de quien lo va mirando: ya a mitad de camino del show se ha vuelto evidente que el mapa de este territorio no se lee en términos de un microscópico virus sino a partir de nuestra gigantesca obsesión y dependencia por las redes y las pantallas. El agotamiento que vemos en los ojos de Burnham es el mío y también el tuyo. Qué decir.
BO BURNHAM: INSIDE
(Estados Unidos, 2021). Escrita, protagonizada y dirigida por Bo Burnham. 87 min. Disponible en Netflix.