Una de las noticias que más me impactó esta semana fue que el 40% de las personas que podían pedir el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) para recibir el dinero antes de fin de mes no hizo el trámite. Estamos hablando de más de dos millones de personas que no se movieron para recibir $400 mil, $500 mil o más. Nos han dicho desde el Congreso y el Gobierno que hay mucha gente con hambre esperando ayudas oportunas del Estado. Por eso no entiendo.
El domingo pasado me volvió a sorprender que millones de personas no votaran en las elecciones. Nos han dicho desde el Congreso y el Gobierno que los chilenos quieren mayor descentralización y poder en las regiones a través de gobernadores regionales electos por voto popular. Pero a millones no les interesó ir a elegirlos.
Antes me había espantado con que la mitad de los chilenos optó por no participar en el plebiscito para decidir si escribir o no una nueva Constitución. Nos han dicho desde el Congreso y el Gobierno que el país quiere resolver sus necesidades e inquietudes a través de una nueva Carta Magna. Pero la mitad de la gente no fue al plebiscito y menos acudió a escoger a los que redactarán el texto milagroso.
Quedé en shock también cuando supe que Chile llegó a tener en las semanas pasadas casi tres millones de personas que no se vacunaban pese a que podían hacerlo. Nos han dicho desde el Congreso y el Gobierno que los habitantes de este país tienen miedo a morir por coronavirus y que sufren por las cuarentenas. ¡Pero millones no se vacunan!
No lo entiendo, desde que comenzó la pandemia el Congreso y el Gobierno han hecho todo lo que “la gente” quería: giraron miles de millones de dólares desde las arcas fiscales y desde las arcas privadas (del ahorro para la jubilación) de manera que todo el mundo pudiese sobrevivir la pandemia; salieron a comprar millones de vacunas para que a nadie le faltara la suya y antes que cualquier país de Sudamérica; nos pusieron cuarentenas y luego las sacaron, y luego las decretaron de vuelta y cerraron los malls y luego los abrieron, todo a gusto del consumidor; armaron un proceso constituyente para hacer una nueva Constitución, para lo cual se desvivieron organizando elecciones (que trasladaron de fecha a pedido “del público”) y rehabilitando edificios para albergar a los 155 constituyentes.
En fin. Papá gobierno y mamá congreso hicieron todo lo que se supone que queríamos… y pese a eso, nosotros no cumplimos con nuestra parte: no cobramos la plata, no votamos, no nos vacunamos.
¡Si hasta nos regalan feriados exprés! ¿Para que podamos descansar de no ir a cobrar la plata ni a vacunarnos ni a votar?
Los psicólogos infantiles dicen que hay cinco recetas infalibles para malcriar:
—Dale al crío todo lo que te pida. Nunca le digas “no”. Ya aprenderá a tolerar la frustración.
—No te molestes si actúa de manera agresiva.
—Contradice a tu pareja. No se pongan de acuerdo en las normas, castigos y refuerzos a aplicar.
—Haz todo por él. No permitas que sea autónomo, ni que retire la mesa ni los juguetes.
—Después de una rabieta dale lo que te pida para que se calme. Una y otra vez.
No sé ustedes, pero yo he visto mucho de esto en el país en el último tiempo. “Derechos sin deberes forma irresponsables”, decía mi abuela. Tenía razón.