A la fecha, más de 59% de la población objetivo ha completado su esquema de vacunación, es decir, ha recibido las dosis previstas y pasado más de 14 días para generar la inmunidad en su máximo nivel.
De esa cantidad de personas, la inmensa mayoría está inoculada con la fórmula del laboratorio Sinovac, que abarca a más del 80% de las inoculaciones, mientras que Pfizer llega al 18%.
Y si bien Chile es uno de los países que lidera el proceso de inmunización a nivel mundial, ha tenido resultados muy distintos a naciones como Israel, donde se ha vacunado a más del 60% de su población.
En el caso de Chile se ha pasado de un promedio diario de 200 infectados por millón de habitantes al comenzar la vacunación masiva, a una tasa de 324 por jornada y en una tendencia al alza. Israel, en tanto, pasó de 282 casos diarios por millón a apenas 3,3.
Una de las principales diferencias es que Israel solo ha vacunado con Pfizer, que tiene una efectividad de más del 95% para evitar el contagio sintomático, mientras que la de CoronaVac es de entre el 50% y 67%, aunque en cuanto a prevenir los cuadros graves ambos tratamientos son altamente efectivos.
El subsecretario de Redes Asistenciales, Alberto Dougnac, dice que según lo observado en Chile, “las personas con un esquema de vacunación completo disminuyen significativamente la probabilidad de requerir hospitalización en una cama UCI. Por ejemplo, de cada 100 mil personas no vacunadas entre 51 y 60 años, 34 requieren de una cama UCI, mientras que en el caso de los vacunados, solo 2,5 necesitan una”.
Y aunque el efecto para reducir el número de hospitalizaciones ha sido notorio en Chile, al mantenerse una gran masa de contagiados activos y con la circulación de nuevas variables, que son más violentas en la población joven y sana, la efectividad para reducir contagios se hace cada vez más elemental para controlar la pandemia.
Por ejemplo, según los datos informados ayer por el Ministerio de Salud, entre el 3 y el 9 de junio se detectaron 10.523 contagiados que contaban con el esquema completo de vacunación, lo que representa el 27% del total de positivos identificados.
El médico Juan Carlos Said, máster en Salud Pública, asegura que “debemos pensar en el futuro en un cambio de estrategia que nos permita avanzar hacia cero covid y terminar el drama sanitario y social que esta pandemia ha significado para el país. Para esto, debemos incorporar en nuestro programa de vacunación para el próximo año, en la medida de lo posible, el mayor número de vacunas altamente efectivas, es decir, aquellas que tienen efectividad mayor al 95%, como Pfizer, Moderna o Sputnik”.
Gabriel Cavada, epidemiólogo de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, concuerda en que “necesitamos mayor efectividad para controlar los contagios”.
El especialista sostiene que hay que generar una definición de objetivos: “En la medida que quitemos el estrés de sobrecarga del sistema de salud y en la medida que nos quitemos el flagelo de las muertes, se cumple un gran objetivo en esta primera pasada”.
Sin embargo, agrega, “el segundo objetivo es intentar erradicar la enfermedad y en ese plan, si solamente nos vamos a centrar en la estrategia vacunal, por supuesto que en esta etapa no lo podemos pretender, salvo que hiciéramos un plan de vacunación tremendamente largo que dure por varios años, o incluso tener que mantener el plan de vacunación al infinito para mantener la enfermedad a raya. Y ahí es cuando necesitamos mayor efectividad para controlar los contagios”.
María Luz Endeiza, infectóloga pediátrica, jefa del vacunatorio de Clínica Universidad de los Andes, y miembro del Comité Asesor en Vacunas y Estrategias de Inmunización (Cavei), destaca que “inicialmente había que optar por lo que hubiera disponible por acceso, negociación, precio, por todo. En este minuto tenemos la situación un poco más controlada, pero sabemos que a futuro esto va a seguir, porque es muy difícil erradicar un virus respiratorio; lo más probable es que vamos a tener que vacunar todos los años. En ese sentido, si podemos elegir, deberíamos preferir una vacuna que además de bajar las hospitalizaciones y muertes, baje un poco más el riesgo de contagiarse, para evitar la circulación y permitir la vida más normal”.
CAMBIOS
Salud decidió que los adultos menores de 45 años que ya recibieron la primera aplicación de AstraZeneca, deberán terminar su vacunación con una segunda dosis de Pfizer.