He escuchado y leído decenas de análisis y comentarios sobre las últimas elecciones, del 15 y 16 de mayo, y sus interpretaciones y proyección. Quisiera en esta columna describir los resultados de las 4 elecciones que fueron muy diferentes en sus resultados, pensando en la correlación de fuerzas actual y su proyección hacia noviembre de este año. La información que pongo a su disposición la extraje de un documento del diputado Pepe Auth, al cual accedí por las redes sociales.
La elección de los convencionales, inédita en nuestro país, tuvo los siguientes resultados, en votos de las listas pertinentes y en convencionales electos: la lista de la derecha obtuvo el 20,6% de los votos y eligió 37 convencionales; la lista de la centroizquierda (Unidad Constituyente) obtuvo el 14,5% de los votos y eligió 25 constituyentes; la lista de la izquierda (PC y Frente Amplio) obtuvo el 18,7% de los votos y eligió 28 convencionales, finalmente, la lista de independientes obtuvo el 40% de los votos y 47 convencionales. En este último caso, destaco dos listas de independientes por sus resultados, la Lista de Pueblo, con 23 convencionales, y la lista de independientes no neutrales, con 11 convencionales. En esta elección, la derrota aplastante fue para la derecha y la centroizquierda, considerando que en la última elección de diputados se utilizó la misma cantidad a elegir, la misma distribución territorial y el mismo sistema electoral, la derecha obtuvo en dicha elección el 38,8% de los votos y eligió 72 diputados, así como la centroizquierda en esa misma elección obtuvo más del 30% de los votos y obtuvo 54 diputados. Es evidente la derrota de ambos bloques. Por otra parte, la izquierda con la misma comparación mencionada obtiene un resultado muy similar, considerando que en la última elección de diputados esta obtuvo algo más del 20% de los votos y 28 diputados. Está claro que los grandes triunfadores de esta elección fueron las listas de independientes ya mencionados.
En otra elección inédita en Chile, la de gobernadores regionales, los resultados fueron completamente diferentes. La lista de la derecha obtuvo el 23,5% de los votos; la lista de la centroizquierda, el 25,9%; la lista de la izquierda, el 23,4%, y la lista de independientes y fuera de pacto, el 5,9% de los votos, como se aprecia, un resultado parejo entre los tres bloques principales, así como en la primera vuelta la centroizquierda obtuvo dos gobernadores, Magallanes y Aysén, y el Frente Amplio obtuvo un gobernador en Valparaíso. En ocho días más ocurrirá la segunda vuelta en 13 regiones, en tres de ellas competirán la izquierda y la centroizquierda, en nueve regiones competirá la centroizquierda con la derecha y en una región competirá la derecha con un candidato ecologista. Como se aprecia en estos números, la correlación de fuerzas es completamente distinta a la elección de constituyentes.
En la elección de alcaldes y alcaldesas, la lista de la derecha obtuvo el 26% de los votos y eligió 37 alcaldes; la lista de la centroizquierda obtuvo el 23,9% de los votos, sin embargo, eligió 129 alcaldes; la lista de la izquierda obtuvo el 14,4% de los votos y eligió 21 alcaldes, y los independientes fuera de pacto obtuvieron el 28,6% de los votos y eligieron 105 alcaldes. Como se vuelve a apreciar, distinto impacto en la correlación de fuerzas, destacándose en el resultado el porcentaje y la electividad de los independientes.
En la elección de concejales, donde se miden específicamente el poder electoral en el territorio de los distintos bloques políticos, los resultados fueron los siguientes: la lista de la derecha obtuvo el 30% de los votos y eligió 772 concejales; la lista de la centroizquierda obtuvo el 33,4% de los votos y eligió 1.010 concejales; la lista de la izquierda obtuvo el 21,7% de los votos y eligió 337 concejales y los independientes fuera de pacto obtuvieron el 14,9% de los votos y 133 concejales.
De todos los resultados mencionados, nadie puede sostener que la elección presidencial de noviembre está predeterminada y, por otra parte, analizando las cuatro elecciones y no solo la de convencionales, la centroizquierda es plenamente competitiva en la primera vuelta presidencial con una sola condición, que vaya unida.