Las elecciones recientes hacen collera con la violencia de fines de 2019 y permiten aclarar el largo proceso que cubre los ya tan mencionados 30 años. El problema comenzó cuando la Concertación, por motivos nacionales e internacionales, se transformó en administradora del legado del Gobierno Militar, lo que contrariaba su ADN; en el fondo, una traición a sus principios. Por esto no pudo generar una mística que involucrara al país y a los jóvenes que crecieron en ese tiempo. Para colmo, tuvo el visto bueno de la derecha solo porque se mantuvo ese legado y sin preocuparse de llegar al alma de las mayorías, contenta de los logros materiales, sin ver a las personas más allá de las estadísticas y renegando de su tradicional desconfianza en sistemas.
La Concertación no generó mística y la derecha no tuvo presente la confusión e inseguridad que genera todo progreso. Resultado: todos preocupados de que funcionara el modelo, como algo mecánico que se guiaba con piloto automático. La gente quedó vacía y en soledad. Frente a esta situación surgió una tendencia a redimir a la izquierda de su traición: autoflagelantes, pingüinos y siguientes, que llenó de descontento una sociedad que sentía que su esfuerzo para ser más carecía de sentido y de trascendencia.
Cuando hay mística los esfuerzos rejuvenecen, llenan el alma. Cuando no la hay, el esfuerzo es un sinsentido que fatiga y desata ira, frustración y odio. Y también revanchismo. Las expresiones de este proceso, que se están manifestando desde el “estallido” y refrendadas por estas elecciones, están impulsadas por estas pasiones.
El Frente Amplio ha triunfado reuniendo a los jóvenes que crecieron en el mundo anómico de la Concertación; y el Partido Comunista también, porque cultiva estas pasiones para abrir su camino al poder total. De aquí que recalquen ser una fuerza opositora: antimercado, antipropiedad, anti mundo privado. Más que un programa, ambos grupos han sembrado descontento: a partir de hoy tendrán que administrarlo; si no, se volverá contra ellos.
¿Podrá una Constitución generar un impulso constructivo que transforme este proceso negativo, esta calle desbordada? Puede que escondidos en eufemismos queden abiertos los caminos que desea el Partido Comunista, disciplinado y con finalidades claras. El Frente Amplio, mosaico político, todavía no sale de las vagas generalidades que caracterizan el lenguaje de la izquierda. Frente a este proceso, es preciso recuperar el alma de las personas.