Somos gente de fútbol y ninguno se escapa, menos los que saben: todos. No hay exclusiones ni huidas por las esquinas donde no llega nadie. ¿Quién canta? El medio y los aquí presentes, desde los protagonistas a los volantes menores, como el que escribe y, cuando puede, también canta. Es de paje a capitán y empieza con el remar de galeras y sigue con el tambor a ritmo de combate, entonces juntos y a pleno músculo, vamos cantando, como sirenas.
¿A quién? Siempre hay algún Ulises, o dos, o cuatro. Esto es fútbol, compañero.
A fines de enero, no hace tanto, les cantamos a coro a tres chilenos que estaban tranquilos en la mata.
Fue durante la temporada de desesperación, cuando la selección de Chile, a escasas semanas de los partidos con Perú y Paraguay, no tenía director técnico y la búsqueda iba de bote en bote.
En ese clima, los que saben, es decir, entrenadores, periodistas, comentaristas, jugadores, exjugadores, relatores y columnistas, pensaron en la figura alternativa del entrenador chileno que no iba a perder tiempo, trabajaría de inmediato, adaptación instantánea, conocimiento de la idiosincrasia, sensibilidad y costumbres de todos nosotros: el medio.
Y así, como otras veces, aparecieron las criaturas marinas y cantoras.
Corista, amigo, cante un nombre: Ronald Fuentes, trabajador, disciplinado y gran campaña en Unión Española, no terminó como empezó, pero quedó en la retina que fue uno de los equipos destacados de la pasada temporada. Hizo jugar a Carlos Palacios, lo supo ver y se encontró con la Joya, así le dicen, se lo repito y se lo canto: la Joya, la Joya. Tenemos una Joya. ¿Le pone fichas a Ronald Fuentes? Se lo digo con monosílabo: sí.
Le canto otro: Jorge Pellicer, técnico responsable y de gran trayectoria, con logros importantes en su currículum y además un entrenador analítico y un hombre estudioso, que podría asumir el cargo sin dificultad. ¿Le pone fichas a Pellicer? Por supuesto que sí.
Y un tercero: José Luis Sierra, el Coto. ¿Se acuerda del tiro libre contra Camerún? Qué maravilla. Vamos al presente. Palestino amalgama experiencia y juventud. Cuento cinco piernas izquierdas educadas. Y, al menos, dos derechas. Un medio campo con mil batallas en el cuerpo, sabiduría y excelencia al servicio del conjunto que mejor juega al fútbol en Chile. ¿Fichas por el Coto? Lógico, claro que sí.
Pasó el tiempo, el fútbol y el coro se tragó canto, estrofas y conceptos, también melodías, argumentos y letras. Quedó como una gran actuación. Inolvidable. ¿Le podríamos pedir un bis? Jamás. Es lo que nunca hacen los que saben de fútbol.
Fuentes, Pellicer y Sierra, al igual que el héroe oriundo de Ítaca, se ataron al mástil con nudo doble y ciego, por si las moscas y las tentaciones, y de ahí no se movieron.
Ellos son del medio, conocen el medio y están al medio.
Ellos saben que de vez en cuando y de cuando en vez, se presenta y actúa el medio coro.