Escucho decir que el fútbol no es el mismo sin público. Es cierto, no es el mismo. No será la vienesa del completo, pero bien puede ser el pan. Es el continente del espectáculo. Especialmente del fútbol profesional, pues los que pagan son quienes producen el profesionalismo.
Ahora bien, hay públicos y públicos. Uno es el público presencial, usando la distinción de estos días. Otro es el televisivo y radial (¿podremos llamarlo “virtual”?) y otro es el inventado (los carteles con figuras humanas). Y otro es el de las redes sociales, o internauta, que se expresa en imágenes y comentarios de profesionales o aficionados.
Los chilenos, como tantos otros por el mundo, llevamos bastante tiempo sin fútbol presencial y somos, principalmente, público televisivo. También radial, pero menos. Vemos partidos de todas partes y a toda hora. Y los que no, los grabamos para ver después.
Esto tiene características muy especiales. Por ejemplo, el círculo de espectadores es muy limitado. Debido a las restricciones pandémicas, solo podemos reunirnos no más de cinco personas, salvo que llevemos el televisor fuera de la casa, pero ahora está haciendo frío y no es conveniente. Además, si nos toca un relator muy gritón, algún vecino nos puede denunciar por ruidos molestos y un fiscalizador acucioso puede encontrar una cerveza o algo peor. Así es que se terminaron los asados a la hora de los partidos.
Lo relatado es negativo, pues atenta contra la socialización del espectáculo. Pero, si me permite, también tiene su lado positivo. ¿Ha echado usted de menos a las “barras bravas”? Tal vez las ha visto en las calles, con sus banderas y todo, pero las ha visto por la televisión y no rodeando las canchas (les gusta rodear cosas), así es que no le tocan tan peligrosamente como en los estadios. No le piden monedas a la entrada (¿qué será de los “sin monea”, a propósito?), no le rayan el auto, no ofrecen su espectáculo sangriento en las tribunas. Los que echan de menos las asistencias deberían decir que extrañan la presencia del “buen público”.
Ahora bien, tendremos una Copa América sin público si todo sigue así como va su organización. Colombia y Argentina, como bien se sabe, tienen problemas para cobijarla, como está programado. Pero ambos países, o al menos Iván Duque y Alberto Fernández, sus Presidentes, han dicho que la recibirán. Que ambos estén agobiados por la pandemia y problemas económicos, políticos y sociales no es problema.
El asunto es que si no superan esas dificultades se señala a Chile como posible organizador junto a Paraguay. No es mala idea, considerando que nosotros no tenemos ningún problema. Vivimos en Jauja (somos jaujinos y jaujinas). Gozamos de buena salud, prosperidad y armonía. Lo que pasa es que los ciudadanos corrientes no nos damos cuenta de eso. Pero hay personas que pueden ver más allá y por eso son presidentes, como el de la ANFP, Pablo Milad, que se muestra favorable a organizarla, lo mismo que Duque y Fernández.
Visionarios.