No les di plata ni compañía, pero los acompaño en los sentimientos.
A todos los candidatos todos, hoy sábado y mañana domingo.
Vaya para cada uno de ustedes, que en verdad son legión, mis mejores deseos, porque sin política, democracia y elecciones, no somos nada.
Aclaro que a ninguno conozco. ¡Qué alivio!
Así que no corre el reto de “¡Usted sabe quién soy!”.
Ni el desafío global de “¡Usted me conoce!”.
Es inútil invocar al conocimiento, porque nunca lo he tenido ni lo tendré, por tanto, no sé si honrados, rectos y honorables; tampoco si constantes, íntegras y trabajadoras.
No me pidan viajar al interior de sus personas, porque no tengo lámpara tan iluminada ni linterna así de potente.
No lo haría ni con mapa y tampoco en un tour guiado.
No es en absoluto personal, pero no me ofrezcan sus vidas interiores como prueba de nada, porque donde ustedes ven alma y espíritu, yo veo chunchules y prietas.
Ya es difícil y críptico descubrir sus exteriores, me refiero a intereses, asesorías, envidias, sociedades, rentas, resentimientos, parentela, inversiones, familia, conexiones, deseos, dominios, afectos, deudas, consultorías, acciones, amarguras, frustraciones, herencias, culpas, amistades, depósitos y participaciones, particiones, apariciones, pariciones.
¿Qué la señorita en cuestión es cabal y digna como pocas? Eso es mucho saber y lo mío es un conocimiento feble.
¿Que el joven no tiene quién le firme? Miren la novedad.
¿Qué el independiente es lúcido, translúcido, leal y transparente? No lo sé.
¿Qué nació proba, vivió íntegra y morirá enaltecida? Solo el cielo lo sabe.
Milito en la mayoría desconocida, que no hay que confundir con la mayoría silenciosa, que es cambiante, miedosa y desleal.
Como no los conozco, tampoco los desconozco.
Soy esa mano con un puñado de arroz en las salidas de las iglesias.
Vayan para ustedes granos de albricias, júbilo y regocijo.
Al medioambientalista de pulmón virgen, al niñato ultramontano y a la cuica enardecida.
Al intelectual goteado, al pensador quedado y a la promesa prometida.
Al inútil de la familia, al futbolista mal retirado y a la modelo sin Dios ni reality.
Actores sin protagonismo, líderes carentes de flota y médicos sin receta.
Santones, fiesteros y picapedreros.
Náufragos sin “Titanic” y vagabundos de las ideologías.
Tanto adobe y tantos candidatos cargándolo.
Hay muertos de risa que dan pena.
Hay gente triste que da risa.
Hay demasiado.
Guatapiques, viejas, voladores, bombas, petardos y estrellitas.
Guatones sin principios, alfeñiques tránsfugas y una plaga de conversas y conversos.
Hijos del viento, tías de la aurora, padrinos del atardecer.
Predicadores sin púlpito, conductores sin micrófono, panelistas sin tribuna.
Hay uno con cara de completo y hay una con cara de bando militar.
Hay una con cara de sopa para uno y otro con cara de aquí te las traigo Peter, o lo que eso signifique.
Estoy con cada uno y con ninguno.
En ustedes cifro mis esperanzas.
Seguro que gano.
Seguro que pierdo.