El 9 de mayo se conmemoró el Día de Europa, aniversario de la visión del entonces ministro de Asuntos Exteriores francés, Robert Schuman, de una comunidad europea que uniría recursos con la esperanza de garantizar una paz sostenible, contribuyendo así a una mayor prosperidad general.

Setenta y un años después de esta declaración, la Unión Europea (UE) ha demostrado su atractivo y su resiliencia. El proyecto europeo se ha afianzado y hoy la UE abarca 27 Estados miembros (EM) —con varias solicitudes de adhesión— y sus 450 millones de habitantes han alcanzado el mayor nivel de desarrollo y de bienestar, con la construcción de un modelo de Estado social y democrático de Derecho y un mercado único competitivo, garantes de libertades y estándares sociales y medioambientales. De las cenizas de la posguerra, Europa se convirtió en un referente de paz y prosperidad, que también contribuye a la solución de crisis en otras regiones, especialmente como mayor donante de cooperación.

Fieles a nuestro lema “Unidad en la diversidad”, generamos intensos debates, buscando acuerdos amplios internos y de una cooperación basada en el multilateralismo, la sostenibilidad y la solidaridad. Queremos destacar tres ejemplos recientes:

-El fondo de recuperación “Próxima Generación UE” de 750.000 millones de euros, el mayor mecanismo financiero de la UE, para superar la crisis del covid-19. La solidaridad está en el corazón de este plan, que incluye subvenciones sin precedentes para garantizar que ningún EM se quede atrás y también la mayor inclusión social. Esta solidaridad no puede detenerse en las fronteras de la UE, porque nadie está a salvo hasta que todos estemos a salvo. Las vacunas son esenciales, por lo que la UE y sus EM promovieron la creación y son el principal donante de Covax, que garantiza el acceso a vacunas a más de 100 países y 4.000 millones de personas, entre ellos los más vulnerables. La UE también es uno de los mayores productores y el principal exportador de vacunas, pese a los desafíos de abastecimiento.

-La adopción de la Ley Europea del Clima, que convierte en vinculante el pacto verde de reducir las emisiones de gas para 2030 en al menos un 55% respecto de 1990. Esta meta requerirá una mayor inversión para una transición sostenible y justa. El plan de recuperación de la UE destinará 30% a la lucha contra el cambio climático, tanto dentro de la UE como en su cooperación internacional.

-La Conferencia sobre el Futuro de Europa, una oportunidad única para que todos los ciudadanos europeos participen de forma activa e inclusiva en el diseño de su futuro, a fin de lograr acuerdos equilibrados para actuar con la mayor legitimidad.

Recuperación sostenible de la pandemia, lucha contra el cambio climático y procesos de consulta para el futuro, todos coinciden con las aspiraciones actuales de la ciudadanía chilena y forman parte del compromiso de la UE con Chile.

Así, la UE y los EM trabajamos con las autoridades de gobierno, la sociedad civil y el sector privado en proyectos de desarrollo sostenible e inclusivo y para la acción climática. Igualmente acompañamos el histórico proceso constitucional, poniendo a disposición de Chile experiencias europeas de sistemas políticos y modelos de bienestar social. Y confiamos en concluir la modernización de nuestro exitoso Acuerdo de Asociación, para una prosperidad más amplia y equitativa.

Europa y América Latina —y especialmente Chile— compartimos historia, cultura, valores y pese a la distancia geográfica, son innumerables los lazos que nos acercan. En momentos de crisis se confirma esa proximidad y se afianzan nuestras relaciones.

Ha sido un año muy duro para todos. El 9 de mayo los europeos, junto con nuestros socios más cercanos, como es Chile, reflexionamos sobre nuestro presente y miramos con esperanza al futuro. ¡Viva Chile y viva la Unión Europea!

León De La Torre Krais
Embajador de la Unión Europea en Chile
(Esta columna la suscriben los 18 embajadores residentes de países de la UE)