Las piezas están en movimiento. Por una parte, la derecha conservadora del Partido Popular (PP) celebra su victoria indiscutible en los comicios de esta semana en Madrid, mientras el Partido Socialista (PSOE) y su socio en el gobierno central, Unidas Podemos, intenta pasar la página para dar paso a un futuro sin el liderazgo de Pablo Iglesias. Es un cambio en el escenario político español, dicen analistas, tras unas elecciones autonómicas que podrían llegar a tener impactos a nivel nacional.

La jornada electoral del martes fue un “punto de inflexión”, dijo Pablo Casado, el presidente del PP. Con 65 escaños de 136 y un 44,73% del total de votos, el partido duplicó su presencia en la Asamblea madrileña con respecto a la que tenía desde 2019. Pero más allá de la estabilidad para el gobierno regional que dará esa cantidad de asientos, superior a la que ahora suman todos los partidos de izquierda (58), la figura de Isabel Díaz Ayuso (42), presidenta de la Comunidad Autónoma y candidata a la reelección, toma cada vez más fuerza, perfilándose como una carta clave del PP hacia adelante.

Ayuso, quien convocó las elecciones en marzo tras romper su alianza con Ciudadanos (C's, liberales), planteó su campaña como una disputa a nivel nacional entre el socialismo encarnado en el Presidente Pedro Sánchez, símbolo de las restricciones en el marco de la pandemia, y la “Libertad” ocupada como eslogan por el PP, en favor de la reapertura. “El sanchismo no entra en Madrid”, celebró Ayuso el martes ante una marea de seguidores.

De la vereda contraria, el balance es negativo. El PSOE se quedó con 24 escaños y 16,85% de los votos, manteniéndose como la principal tienda de izquierda en la Asamblea de Madrid —empatada con Más Madrid (MM)—, pero con 13 bancas menos que en la legislatura anterior. Esto llevó a la renuncia del secretario general del PSOE de Madrid, José Manuel Franco.

“No hemos sabido conectar con un estado de ánimo”, reconoció el secretario de Organización del PSOE y ministro de Transporte del gobierno central, José Luis Ábalos. Sin embargo, destacó que, en términos electorales, Madrid “es una comunidad muy importante, pero no representa al conjunto de España”.

Para Xavier Arbós, abogado y analista político de la Universidad de Barcelona, “estamos ante un cambio del escenario político”. “El PP evidentemente está crecido, y va a ser más reticente a una colaboración institucional esporádica. Dicho esto, su indiscutible victoria en Madrid no le garantiza expectativas iguales en las elecciones generales de 2023”, comenta a “El Mercurio”, agregando que “el gobierno de Sánchez se ve debilitado”.

Sobre Ayuso, Arbós considera “posible” que llegue a competir por la Presidencia del país “si el PP se decide por seguir su modelo”, con “más neoliberalismo y un discurso populista de derechas”, aunque, advierte, similar a la reflexión de Ábalos, de los riesgos de que, en el análisis y definición de sus candidatos, los conservadores “confundan Madrid con España”.

“Es difícil intentar extrapolar lo que ha sucedido en Madrid a nivel nacional”, indica Jorge Resina, politólogo de la Universidad Complutense de Madrid. “Es un fenómeno muy vinculado a Ayuso”, cuya campaña ocupó el concepto de “‘libertad' para asociarlo y engancharlo a la fatiga de la pandemia, con un componente emocional”. A pesar de que no serían “extrapolables” al resto del país, “los resultados del PSOE han sido catastróficos”, y “tienen un precio y coste político que desde luego afectan y desgastan al gobierno central”.

En las elecciones de esta semana, el PSOE igualó en número de escaños a Más Madrid (MM), un partido que surgió en 2018 de una escisión de Podemos, que sumó cuatro bancas con respecto a 2019 e incluso superó a los socialistas en cantidad de votos (16,97%).

“MM y su fortaleza no es una novedad, sino una consolidación de lo que ocurrió en las autonómicas de Madrid de 2019”, explica a “El Mercurio” Aida Vizcaíno, politóloga de la Universidad de Valencia. Proyectando hacia las elecciones generales, MM “partirá desde una mejor posición, con más conocimiento y liderazgos más consolidados”, asegura. No está aún claro cuánto de eso se podrá traspasar a la versión nacional del partido, Más País, encabezada por el exsocio de Iglesias, Íñigo Errejón.

En tanto, Unidas Podemos (izquierda populista), socio minoritario de la coalición del gobierno central con el PSOE, hizo una apuesta alta que tuvo dividendos exiguos y que propinó una dura derrota para su principal figura. El partido postuló a su fundador Pablo Iglesias, quien renunció a la vicepresidencia en La Moncloa para abocarse a Madrid. El esfuerzo apenas consiguió 10 escaños, tres más que en 2019, que dejó a Unidas Podemos como la quinta fuerza, de cinco, en la Asamblea regional. Iglesias reaccionó anunciando su retiro de la política. Yolanda Díaz, vicepresidenta tercera del gobierno y actual ministra de Trabajo, podría asumir el rol de liderazgo en el movimiento, aunque acompañada por otra figura de Podemos, ya que ella milita en el Parido Comunista Español.

El rendimiento de Unidas Podemos “no es bueno”, señala Resina, resaltando que igualmente se consiguió “el objetivo de sobrevivir en la Asamblea de Madrid”, a pesar de que estaría en “cierta crisis, sobre todo por los resultados y expectativas que generaron hace algunos años”. “Hay que ver ahora qué pasará en la transición del liderazgo (…). La figura de Iglesias levantaba mucha animadversión en algunos sectores”, dice el académico.

Por su parte, la derecha nacionalista, representada en Vox, obtuvo 13 escaños, uno más que en el ciclo anterior. “Vox tiene un electorado bastante fijo, que es a la derecha del PP, una derecha más dura, una derecha con componentes del neopatriotismo (…). Va demostrando que está generando cierta base y creo que puede conservarla”, afirma Resina.

Debacle en C's

Medios y analistas coinciden en que Ciudadanos fue el gran perdedor en Madrid. El colectivo consiguió un 3,5% de los votos, bajo el requisito del 5% para tener representación en la Asamblea. Antes de los comicios, C's era la tercera fuerza del Congreso local, y la derrota de esta semana se suma a la de febrero en las autonómicas de Cataluña, donde perdió 30 escaños.

“Lo de C's es sintomático de una caída general del partido en todo el territorio (…). Va a ser una tendencia general: tiene muy difícil remontar y recuperarse de aquí a unas elecciones generales”, sostiene Resina. “Se han quedado en tierra de nadie intentando reivindicar un centrismo sin diferencias notables”.

“Vemos en las elecciones de Madrid que los ‘partidos del siglo XXI' están soportando con dificultades el desgaste de la política, que evidencia la importancia de las estructuras de partido para estas ‘carreras de fondo'. No diría que es el fin de los nuevos partidos en el ámbito estatal, pero llegarán a las próximas elecciones con una correlación de fuerzas menor que la desplegada en (los ciclos entre) 2015 y 2019. Parece confirmarse esta recuperación del partido tradicional intrabloque”, concluye Vizcaíno.