La expulsión de Lautaro de Buin de la ANFP, luego del fallo de la Primera Sala del Tribunal de Disciplina por la denuncia del directorio, al acoger el planteamiento del Sindicato de Futbolistas Profesionales por la existencia de anexos de contratos no registrados de los jugadores Hans Martínez y José Barrera, genera un escenario difuso e impensado. La práctica de utilizar vínculos contractuales diferentes al que entrega Quilín es más antigua que el fútbol. El punto es que nadie tiene claro si esos documentos están en las oficinas de la corporación.
Lo dejaron en claro a través de sus cuentas de Twitter Victoriano Cerda y Raúl Delgado, dirigentes de Huachipato y Unión San Felipe, opositores a la mesa actual. En otro tono, los exfutbolistas que participan en los distintos paneles de radio y televisión ratificaron la normalidad del mecanismo. Lautaro de Buin, casi nocaut, irá a la Segunda Sala del Tribunal de Disciplina, pero la tarea asoma casi imposible. Restará el camino de los tribunales ordinarios, donde la pelota puede saltar para cualquier lado. Con seguridad los directivos del “Toqui” tomarán a un abogado potente de la plaza y también la Cámara de Diputados iniciará una comisión investigadora, que solicitará diligencias al Ministerio de Justicia, encargado de velar por el funcionamiento de las corporaciones de derecho privado sin fines de lucro, como la ANFP.
La sanción de la falta es brutal y suena desproporcionada, pero está escrita y tiene que cumplirse. Para los clubes que componen el Consejo de Presidentes, el castigo a un cuadro sin historia en el fútbol profesional resultaba ajeno y resolvía tener 33 integrantes. Recordemos que en los estatutos se establece que el reparto del pago de los derechos de televisión es para 32 instituciones. Como todos cuidan su parcela, nadie advirtió al directorio que al defenestrar a Lautaro vendría la defensa desesperada, aunque esto implicara tirar el mantel y desnudar a quienes tuvieran faltas similares a las que registró el campeón de la Segunda División 2020.
Casi de forma instantánea comenzaron a circular archivos con antecedentes de jugadores con anexos de contratos e incluso facturas emitidas por las empresas de los futbolistas, como la del albo Matías Zaldivia. Esto recién se inicia y lo más probable es que en la semana conoceremos otros casos. Cristian Magaña, zaguero de Lautaro, afirmó que tuvo dobles contratos en Universidad de Concepción y Puerto Montt. ¿Qué hará el directorio si le llegan otras denuncias? ¿Actuará de la misma forma? ¿Si el acusado es un equipo grande, operará con el principio de caiga quien caiga o recurrirá a la vieja fórmula de todos somos iguales, pero algunos son más iguales que otros?
Hace unas semanas, este diario publicó las planillas de todos los clubes de Primera División. Llamó la atención que planteles numerosos y que sonaban caros no llegaran a los cien millones de pesos mensuales en sus sueldos. La situación develada a raíz del caso de Hans Martínez es posible que explique esa incongruencia.
¿Habrá borrón y cuenta nueva para detener la bola de nieve? En una de esas, los dirigentes se ponen colorados de verdad para sincerar y explicitar sus presupuestos.
Esta historia continuará…