Según acusa la Fiscalía de Viña del Mar, fue el 31 de octubre del año pasado cuando se produjo la primera suplantación del arquero de Unión La Calera, Alexis Martín Arias, por Nicolás Ambrosio para un test de PCR que dio negativo. Luego, siguiendo con la acusación, hubo otros tres exámenes consecutivos en los que se repitió la figura delictiva de suplantación de identidad (penada con cárcel y multas).
El tema (que ahora aviva los intereses de Deportes Tolima, eliminado por U. La Calera de la Copa Sudamericana a pocos días del fraude y con el arquero en la cancha) fue de inmediato consultado al presidente de la ANFP, Pablo Milad, quien contestó que no era ese un tema que correspondiera a su organización. Por cierto, el periodismo no le pedía un fallo sobre el caso, sino una opinión. Pero el dirigente no tuvo una opinión. ¡Impresionante! ¡Cómo no va a tener opinión el presidente de una institución sobre el comportamiento, posiblemente delictual, de uno de sus asociados! Porque en este caso no se trata solo de una concertación entre el arquero y su suplantador. También se acusa que los implicados serían ellos y un tercero, nada menos que Martín Iribarne, gerente del club, argentino como los otros dos implicados, y con diversos conflictos anteriores.
Pero el presidente de la ANFP estima que no es un tema del que deba opinar. Ni siquiera ha dicho que “por ahora” no opinará. Notable.
Pero no es el único silencioso. Peor, con seguridad, es el caso del nuevo dueño de la U. O nuevos dueños.
Durante meses se ha mantenido en silencio la identidad de quienes han ofrecido comprar las acciones de Carlos Heller, accionista mayoritario de Azul Azul durante los últimos cinco años, quien no pudo concretar el que sería su gran legado para el club: el estadio propio, más de una vez anunciado. Su decisión de vender el 63% de las acciones de la concesionaria pudo no ser sorpresiva, pero sí el misterio posterior sobre los compradores.
Hubo un momento (septiembre del año pasado) en que pareció que el mayoritario se arrepentía de su decisión, pues sospechaba que tras las ofertas podía haber propietarios de otros clubes chilenos, cuestión que no estaba dispuesto a aceptar, como también rechazaba la presencia entre los nuevos dueños de algún representante de jugadores. Asunto bastante difícil, como se comprenderá, atendiendo a que representantes y propietarios son normalmente las mismas personas.
Además, la firma relacionadora (Redwood) habría trabajado con Ñublense, es decir, con Patrick Kiblisky, vinculado a los trajines bancarios de Sergio Jadue en su momento y otros episodios discutibles.
El caso es que, sorprendentemente, en las últimas horas parece haberse terminado el secreto y surgen nombres de empresas y personas que serían los nuevos aspirantes a dueños. Es tan impresionante esta sorpresiva claridad, que nadie la cree y todos piensan que se trata de “palos blancos”. ¿O en este caso serían “palos negros”?..