Werner Herzog ha filmado tanto las fuerzas de la naturaleza que amenaza con convertirse él mismo en una fuerza de la naturaleza. Su cine, que ha combinado en partes iguales la ficción con el documental, si bien en este último parece haber mostrado con el tiempo más consistencia, se las ha arreglado para involucrar al espectador en esa sopa original, informe, ígnea, vital, y amenazadora que es la naturaleza. Su exploración de rincones del mundo, su retrato de personajes extremos, limítrofes, desbordantes y desbordados es una forma de relevar los límites del hombre contra esa naturaleza indomable y ciertamente indiferente.
En “Nomad: In the Footsteps of Bruce Chatwin”, recién estrenada en Chile a través de Redsalas.cl, Herzog intenta abordar la figura de Bruce Chatwin (1940-1989), escritor inglés que, pese a que murió hace poco más de 30 años, ya tiene una estatura legendaria; en parte porque revitalizó la literatura de viajes de posguerra cuando publicó “En la Patagonia”, en 1977, y rescató la figura del explorador en un mundo donde parecía que no quedaba mucho por explorar; en parte, por la precisión y encanto de sus observaciones y digresiones; y en parte, también, porque fue una de las primeras celebridades de la cultura que moría a causa del sida. Como contemporáneo que era a Chatwin, Herzog no escapó de su atracción y “Nomad” viene a ser un gran homenaje. Ahora, pese a tratarse de un encargo de la BBC, la cinta es cualquier cosa menos una biografía tradicional. De hecho, se parece más a un “yo también fui amigo de Chatwin”.
Herzog, todo hay que decirlo, ha venido progresivamente mostrando más protagonismo en sus documentales: al principio prefería solo la expresión de las imágenes y de la música; luego comenzó a usar su voz para articular el relato o comentar lo filmado; más tarde se puso a sí mismo como interlocutor fuera de cuadro, pero evidentemente presente como celebridad que ya era. Ahora, no solo se filma a sí mismo interrogando a sus entrevistados, sino que es el verdadero protagonista de la cinta. Ocupa buena parte de las imágenes que vemos y, por cierto, se pone a sí mismo a la misma altura de Chatwin como explorador de la existencia humana, por así decirlo. Incluso en determinado momento, en una suerte de confesión inconsciente, cuando conversa con un montañista local sobre su experiencia filmando “Scream of Stone” (1991) en los alrededores del Cerro La Torre, en la Patagonia, el montañista habla espontáneamente de los recuerdos que tiene del propio Herzog, pero él trata de corregirlo diciendo que no quiere ser el protagonista, sino que Chatwin debe serlo. Bueno, quizá Herzog no se esforzó lo suficiente, o quizá sintió que la amistad que compartió con Chatwin, una que no fue cercana, pero que sí consistió en cuatro o cinco encuentros durante la década de los 80, breves pero intensos de acuerdo al testimonio de Herzog, y que lo hizo heredero de la mochila de Chatwin —artículo que el director trata como una especie de talismán o escultura sagrada; en fin, esa amistad quizá le dio a Herzog la autoridad para ponerse a la misma altura del escritor en la cinta que acepta emprender en su nombre.
Se podría seguir especulando respecto al ego de Herzog y en qué medida su estatus de celebridad tiene algo que ver con su tamaño, pero sería injusto con “Nomad”, que, pese a que no muestra un buen balance entre Chatwin y Herzog, tiene bastante Chatwin, como ser una cinta llena de interés, encantadora en más de un sentido y algo nostálgica sobre un mundo donde viajar era más que sacarse fotos con el celular para subirlas a las redes sociales. Pese a una estructura que se le va algo de las manos, Herzog sigue siendo un cineasta capaz de seducirnos con imágenes a veces monumentales, a veces misteriosas o veces finamente elaboradas, como el momento en que el mismo Chatwin lee “En la Patagonia” sobre distintas imágenes que corren bajo su voz precisa.
Nomad: In the Footsteps of Bruce Chatwin
Dirigida por Werner Herzog.
Gran Bretaña, 2019, 85 minutos.
Disponible en www.redsalas.cl
DOCUMENTAL