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Cartas
Lunes 05 de abril de 2021
El error de Axel Kaiser
Señor Director:
Para contextualizar un poco esta opinión. La carta que cita Axel Kaiser (columna del sábado) es la “Great Barrington Declaration”, que firmaron Sunetra Gupta, Jay Bhattacharya y Martin Kulldorff. Se llama así porque en Great Barrington, Massachusetts, se encuentra el think tank American Institute for Economic Research, que publicó la carta y el compendio de papers que cita Kaiser. Esta institución ha manifestado una postura cuasi-negacionista frente al cambio climático.
Es cierto que existe discusión al respecto y la evidencia es contradictoria y disputada (nadie dijo que hacer inferencia causal a partir de estudios observacionales era fácil). Es cierto que los autores citados son gente muy respetable en el área y su opinión no puede ser ignorada. Es cierto que, probablemente, tener a la gente encerrada en la casa porque sí puede no ser lo más efectivo si se toman otras medidas (eso es lo que concluye un paper de Science, por ejemplo). Es cierto también que las consecuencias económicas son importantes; quizás en Chile hay una izquierda caricaturizada que prejuzga cualquier preocupación sobre la economía como “un ingeniero comercial desalmado que solo piensa en dinero”; pero los problemas de la economía son tan de la subsistencia (economía significa “manejar la casa”) como los de la salud, y ciertamente, los encierros tienen efectos negativos en salud mental, economía y finalmente física.
El problema de Kaiser que hace imposible tomarlo en serio, así como su institución FPP, es que sus palabras oscilan entre la necedad y la falta de integridad intelectual. El señor Kaiser trata de conferir autoridad a su argumento mencionando que son académicos de Stanford, Harvard, Oxford. Pero por cada investigador de Stanford citado por Kaiser hay decenas que piensan lo contrario (ver, por ejemplo, el memorándum de John Snow, como respuesta a la GBD). La GBD se basa en el supuesto de que sería posible alcanzar rápidamente la inmunidad de rebaño natural o artificialmente (vacunas). Pero desde la fecha de la GBD (octubre 2020) sabemos que hay muchas variantes nuevas y no es claro cómo ellas cambian los prospectos de inmunidad de rebaño. A pesar de las campañas de vacunación, no sabemos cómo estas variantes (y las futuras) cambiarán las eficacias nominales de las vacunas, y las eficacias son números con bastante incertidumbre de por sí.
Entonces, Kaiser apela a una autoridad que en verdad es la heterodoxia más extrema dentro del debate, una teoría “fringe”. El problema es que estas publicaciones desmatizadas en medios de amplia circulación tienen el potencial de generar influencia en quienes toman decisiones, por ejemplo, el segundo piso de La Moneda.
Kaiser habla de cuarentenas de una manera demasiado laxa, como alternativas habla de “medidas racionales focalizadas”, pero no da ejemplos (quizás porque no los conoce). La lista de 32 papers que cita Kaiser son una lista bastante parcial y sesgada, muchos son pre-prints y comentarios de otros artículos, y en cualquier caso, los resultados son mucho más matizados que la recomendación anticuarentena de Kaiser. De hecho, un famoso estudio de Flaxman en Nature sí concluye que las cuarentenas fueron efectivas en 10 de 11 países de Europa. Muchos de los artículos citados son comentarios sugiriendo errores metodológicos en el artículo de Nature.
Por último, Kaiser apela al abuso de las decisiones basadas en evidencia como caballito de batallas. Se supone que el objetivo de basarse en la evidencia es evitar las conspiranoias y las arbitrariedades, pero en estas crisis es imposible tener evidencia a tiempo y entonces tiene tanto o más sentido actuar en base a criterios éticos que en la evidencia. Si fuera por basarnos en la evidencia entonces hemos de concluir que el Sol siempre va a salir porque solo hemos visto el Sol salir cada día, pero sabemos que algún día no será así.
Si fuera por basarnos en criterios éticos, entonces el debate debería ser qué medidas tomamos para proteger los grupos más vulnerables. Sabemos que en Chile las cuarentenas son menos efectivas en las comunas más pobres, porque es más difícil cumplirlas. Quizás, en vez de comentar sobre la supuesta falta de efectividad de las cuarentenas sea mejor pensar cómo hacer para que sean realmente efectivas. Una alternativa es mejorar las redes de apoyo económico donde son más débiles.
Gonzalo Mena
Investigador en la Universidad de Oxford