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Cartas
Lunes 05 de abril de 2021
Más allá de la historia
Señor Director:
Hace unos días estuve, nuevamente, en La Araucanía, y volví agradecida de los distintos encuentros significativos en los que pude participar, especialmente el que sostuve con mujeres rurales de diversas partes de la región, en la comuna de Gorbea. Conocer más de cerca la forma en que han enfrentado esta pandemia solo nos impulsa a seguir con fuerza apoyando sus emprendimientos y proyectos de vida.
En la comuna de Pucón participamos de un diálogo que convocó a varios representantes de comunidades mapuches, algunos que confiaron en la instancia, otros que se sentaron solo a escuchar y unos pocos que decididamente se acercaron a impedir el encuentro, sin voluntad de hablar ni escuchar y tampoco dejar que otros lo hicieran. Sin embargo, al poco rato la conversación de buena fe se hizo posible, a pesar de las diferencias, porque emergió el lenguaje común que desde la agricultura nos une: el trabajo de la tierra.
Aún así, volví más preocupada que todas las veces anteriores. Luego de varios años de relación con ese territorio, sentí que la tensión es brutal. La desconfianza es muy profunda y parecieran alejarse cada vez más las distintas posturas. Peor aún, la disposición de algunos para escuchar, dialogar y buscar soluciones desaparece. Tal vez tengan razón para estar frustrados y sin esperanza, pero los problemas y las diferencias no se solucionan sin escuchar, sin parlamentar, y eso el pueblo mapuche lo sabe bien.
Es extraño. El diagnóstico es compartido cuando se tiene una conversación personal, franca y sin cámaras: estamos en un momento crucial. Sin embargo, ante las luces de los medios aparecen las sombras y, con ello, las descalificaciones para que nadie sobresalga. Muchos quieren ser protagonistas en los libros de historia y es así como el diálogo no avanza.
Hay un pasado que no podemos cambiar y aunque es imposible hacer como si no hubiera ocurrido, desde el Ministerio de Agricultura queremos profundizar en el diálogo con las comunidades y familias que por años hemos apoyado en sus actividades silvoagropecuarias, para explorar la forma de dar un paso más para su desarrollo y entender mejor lo que no hemos atendido, por no escuchar o tener prejuicios que nos impiden mejorar y proponer caminos más pertinentes, integrales y reales.
Sabemos que no resolverá “el problema”, pero creemos que es urgente bajar a lo local, para empezar por los dolores y preocupaciones de las comunidades. Es tiempo de volver a escuchar y generar el espacio de paz para quienes, verdaderamente, quieren avanzar. Todos queremos una Araucanía sin violencia, con un diálogo sincero, mirándonos a los ojos y no pensando en las cámaras ni en la historia.
María Emilia Undurraga M.
Ministra de Agricultura