Esta semana 12 diputados de RN y la UDI votaron a favor de establecer un nuevo royalty a las compañías mineras, para así obligarlas a pagar más impuestos al fisco por sus ganancias. La idea de extraer más dinero de las empresas mineras —ahora que el precio del cobre subió— la trajo de vuelta a la conversación pública el diputado del Frente Amplio Giorgio Jackson.
Ninguno de estos 12 diputados votó en contra del primer ni del segundo retiro del 10% de las AFP. La idea de gastarse hoy los fondos del ahorro para la vejez la encarnó Pamela Jiles.
Me temo que los mismos 12 diputados estarán pensando ahora mismo en apoyar un tercer retiro de las AFP.
Es curioso, pero esos 12 diputados, que fueron elegidos por defender las ideas de la derecha, hoy actúan como promotores o avales de las ideas originadas en la izquierda más radical.
Son como doce apóstoles, pero de un credo antagónico. Se convirtieron en predicadores, propagadores, evangelistas de una fe y de líderes completamente exóticos para ellos, para su comunidad y su historia. Como si los doce apóstoles de Jesucristo de pronto se hubiesen puesto a adorar a un becerro de oro. O lo hubiesen traicionado entregándolo a los romanos.
Bueno, ok, un Judas o dos se puede entender, pero ¿doce?
Es que votar en estas circunstancias a favor tanto de los retiros del 10% como del royalty minero significa traicionar uno de los pilares de las ideas que defiende la derecha en todo el mundo: preferir la iniciativa personal por sobre la supremacía del Estado. Y al mismo tiempo significa una traición a la institución de la Presidencia de la República, ya que solo él Presidente tiene la potestad constitucional de legislar en esas materias. Hacer eso es reprochable sin importar quién sea el Presidente de turno. Pero es peor en el caso de los 12 diputados, porque se supone que el actual gobernante es el líder de su coalición, con quien llegaron al poder, juntos, en la misma elección, con las mismas promesas y el mismo programa. Como un equipo.
Pero los 12 diputados-judas se han cebado besándole la mejilla al Presidente. Ya está empezando a dar pudor. Y un poco de guácala.
Los 12 diputados están siendo unos Judas de sí mismos, traicionando su propia sagacidad política, además.
Sí, porque prácticamente todo el mundo reconoce que es mala idea retirar los ahorros de la jubilación para costear la pandemia. También hay consenso en que es insensato legislar para subirles los impuestos hoy a las empresas mineras aprovechando una coyuntura de alto precio del cobre que no sabemos cuánto tiempo va a durar.
Obviamente los países pueden discutir todas las veces que quieran sobre su sistema de pensiones o sobre sus impuestos o sobre cómo gastar los fondos públicos. El punto es cuándo y cómo. No aprovechando “oportunidades” efímeras, o en medio de una campaña electoral, o pasando a llevar la Constitución.
Esta semana, con el gentil auspicio de los 12 apóstoles de la derecha, tomamos del pescuezo a la gallina de los huevos de cobre. Como en la fábula, cuando la destripemos no encontraremos nada. Y espantaremos a otras gallinas. Y nos lamentaremos de haber actuado así de afiebrados como estamos.