Cristián Campos dice que no puede creer que Tomás Vidiella no esté y que no sabe qué pasará con la obra “Orquesta de señoritas”. El rostro del actor y del resto del elenco, entre ellos Campos, Willy Semler y Luis Gnecco, permanecen en el frontis del Teatro Oriente, en calle Pedro de Valdivia, donde se esperaba su recuperación —y también la de Campos, que está asintomático de covid— para retomar las funciones.

A Vidiella le encantaba esa obra donde se disfrazaba de mujer interpretando a Hermelinda. De alguna manera le recordaba los café concert, los mismos que él introdujo en el país con el estreno de “Agamos el amor “, junto a Alejandro Cohen y Pina Brandt. Luego vino “Cabaret Bijoux”, uno de sus grandes éxitos, que se estrenó en el Teatro Hollywood en 1976, en medio de toques de queda. “No sabes lo que disfrutaba con el maquillaje y el disfraz. Lo recuerdo riéndose, pintado como puerta etrusca esperando el ensayo”, señala Campos sobre el actor.

Coco Legrand, su compañero en la obra “Viejos de mierda”, dice que Vidiella se tomaba la vida con alegría. “Lo conocí cuando cabro. Me encantaba ir a verlo a los café concert cuando trabajaba con Alejandro Cohen. Ese histrionismo y alegría con que enfrentaba el trabajo eran envidiables”.

Campos agrega que no solo se disfrazaba para subirse al escenario. “Recuerdo que cuando yo era estudiante, lo iba a ver a un teatro que estaba cerca de Chile-España. Ahí primero actuaba y, al final, todo esto se transformaba en discoteca. ¡Qué tiempos esos, bailando Raffaella Carrá hasta las tantas con Tomás!”.

Vidiella, montado en su Mercedes Benz conversando relajado, siempre con tiempo para sus amigos. Así lo recuerda su amigo y quien lo dirigió en “Viejos de mierda”, Rodrigo Bastidas. “Me juntaba seguido con él a almorzar, a tomarnos un vinito y conversar. Imagínate que una vez yo andaba en Bruselas y me entero de que él también estaba allá. Lo llamé y nos juntamos en un restaurante: almorzamos, tomamos el té y después cenamos. Cambiaban los mozos, los administradores y nosotros seguíamos ahí”.

Bastidas dice que afortunadamente alcanzaron a filmar la película de “Viejos de mierda”, pero que quedaron muchas iniciativas en carpeta. “Tomás estaba lleno de proyectos. Muchos viejos se van cuando ya pasó su tiempo; en cambio, él se fue en el peak, porque ‘Viejos de mierda' ha sido la obra más exitosa de los últimos años”.

Todos coinciden en que Tomás Vidiella debe haber partido feliz, porque siempre quiso estar vigente. “Me decía: ‘Prefiero morir trabajando que morir de aburrido'”, recuerda Bastidas.