José Luis Peixoto (1974) es uno de los artistas literarios más sobresalientes en el ámbito de las letras portuguesas del presente y conjuga de modo excelente los oficios de prosista y poeta. Ha recibido infinidad de premios, ha sido traducido a 20 idiomas y su obra es estudiada en varias universidades, en particular en las de Estados Unidos. Pese a su relativa juventud ha sido prolífico en extremo, ha escrito antologías de poemas, pero, sobre todo, algunas notables narraciones y solo como ejemplos daremos los nombres de algunas de ellas:
Nadie nos mira (2001), su primera ficción;
Una casa en la oscuridad (2008) y
En tu vientre (2017).
Autobiografía, su reciente libro, ha recibido las más extravagantes e insólitas celebraciones: “Como Saramago, Peixoto es un narrador tocado por el genio”; “Una personal y original lectura del legado saramaguiano que se funde con el universo y las obsesiones que José Luis Peixoto persigue”, y suma y sigue. Decíamos que los aplausos son acertados, pues la prosa de Peixoto, sobre todo en
Autobiografía, es hipnótica. Debido a que el español y el portugués son idiomas muy cercanos, con vocablos a veces idénticos, a lo que hay que agregar las excelentes traducciones al castellano, podemos en algunos pasajes deslumbrarnos ante el lenguaje de Peixoto, un lenguaje personalísimo, realista u onírico, complejo, aunque directo, accesible, ameno, sencillo.
Pocos libros poseen títulos tan adecuados, tan oportunos, como
Autobiografía. El narrador, en primera persona, es José Luis, quien diluye las fronteras entre lo imaginario y lo vivido, y esta autobiografía sin narcisismo no es precisamente el cúmulo de incidentes de cualquier persona, sino que conforma la particular construcción de una amistad profunda, genuina, empática entre Peixoto y José Saramago, de quien fue discípulo, confidente, el maestro joven que educa al anciano, hasta llegar a ser su amigo íntimo. En este contexto, Peixoto explora un singular juego de espejos en la creación literaria, los transparentes lazos entre la vida y la literatura y sus obsesiones, teñidas de lirismo, mejor dicho, concebidos en numerosos pasajes de prosa poética, o en detalles que a todo el mundo le pueden pasar inadvertidos, si bien constituyen el existir día a día. En verdad, las influencias de Peixoto van de Proust a Beckett, de Borges a Cortázar y por supuesto que de Fernando Pessoa y más que nadie, Saramago, junto a la rica tradición lusitana, que tan poco, por no decir nada, conocemos.
En rigor,
Autobiografía es un recuento de la cotidianidad, la vida pública y privada de José Saramago y su esposa, Pilar; la coincidencia de nombres entre Saramago y Peixoto, tema desarrollado con delicadeza por Peixoto; los extensos y amenos intercambios de ideas entre el escritor anciano, que obtuvo el Nobel, y Peixoto, de quien se habla insistentemente como candidato a ese galardón, y otros tópicos relacionados, y además, como lo dijimos, de la edificación de un vínculo humano e intelectual que conoció pocas o quizá ninguna barrera.
Autobiografía es, entonces, un sondeo profundo en torno a un hombre profundo, o sea, el mismo José Saramago. Sus intransigentes posiciones políticas, su convicción de que ambos factores, el ideológico e intelectual son inseparables, conforman el tejido narrativo de este peculiarísimo ejemplar. Y tenemos las opiniones, la verbosidad, el tomarse muy en serio, sin perjuicio de ser, a la vez, irónico, chistoso, más otros rasgos de una personalidad muy compleja, inasible, expuestos con simpatía, cariño, ternura por parte de Peixoto.
Con todo,
Autobiografía es mucho más que lo antes expuesto: un relato que expone las difíciles condiciones socioeconómicas en el Portugal del presente, una representación imaginaria y, también, real, del desamparo que se experimenta en Lisboa, en especial entre los jóvenes, que suman miles de cesantes y, además, un tratado de la comida, los brebajes, la vida nocturna, la coexistencia en los barrios, mediante una sorprendente propuesta narrativa que conduce al lector desde la primera a la última página.
Quizá, en última instancia,
Autobiografía consiste en las peculiaridades de genio de José Saramago. Del chascarro, pasamos a la disertación, del discurso solemne a tomarse el pelo a sí mismo, de los juicios atrabiliarios al puro y simple hablar tonterías por el gusto de hacerlo.
Autobiografía va mucho más lejos que el afortunado encuentro entre Peixoto y Saramago. Quizá en el fondo sea la proyección de una personalidad, que, aparte de cambiar para siempre las letras de su país, él mismo fue capaz de cambiar y rejuvenecerse con los años. En ese sentido, su afirmación de que de la conversación a la descripción de la escritura hay un paso invisible e irrevocable contiene el sentido fundamental de este libro tan poco común.