Con la actriz del momento, Anya Taylor-Joy, como protagonista, “Emma” es una de las producciones más exquisitas que nos ha dejado ese extraño 2020.
“Emma” es una verdadera clase maestra sobre cómo en el cine se logran trenzar las artes para urdir un relato. Porque de la composición de colores, las formas, los escenarios y la música elegida emerge sutilmente el humor, la critica y hasta la empatía, complementándose sagazmente con los diálogos y la acción.
Todo ello con el fin de entregar al espectador, en modo comedia romántica y de época, un delicado muestrario de la condición humana y de las relaciones en comunidad.
La fotógrafa Autumn de Wilde, debutando en la dirección, y la premiada novelista Eleanor Catton, a cargo del guion, toman la novela de Jane Austen y juegan con los personajes y las situaciones en un alarde de agudeza y sensibilidad.
De Wilde convierte cada plano en una explosión de colores cuidadosamente elegidos y combinados, construyendo escenarios pletóricos de detalles y formas. Hay guiños desopilantes, como los biombos de Mr. Woodhouse, padre de Emma; o lugares como la iglesia o la mercería que vende guantes, lazos y pequeñeces; o situaciones levemente ridículas que no dejan de aparecer para delicia del espectador. A su vez, la directora utiliza con eficacia todos los recursos narrativos del cine —travelling, profundidad de campo, grandes planos generales, acciones alternadas en una misma escena, elipsis precisas— para mover los hilos de la comicidad y la intriga. A veces es este juego de paleta de colores lo que provoca el humor; otras tantas, es la música, en una banda sonora en la que se intercalan canciones tradicionales con piezas de Mozart, Haydn, Beethoven, Bach interpretado por Glenn Gould.
Al comienzo del filme, se describe a Emma con la siguiente frase: “Bella, inteligente y rica, llevaba casi 21 años en este mundo sin nada apenas que la agotara o la molestara”. Y sí, aparte de lucir muchos lindos vestidos, a Emma, que vive sola con su padre viudo (genial Bill Nighy) en su bello y gran palacio, lo que le gusta es organizarle la vida a la gente. Sobre todo en materias amorosas.
Ciertamente esto provoca una serie de enredos y situaciones que terminan generando conflictos que explotan de manera no calculada.
Los personajes secundarios no tienen desperdicio y el casting es una genialidad.
De Wilde, sin dejar al azar el más mínimo rincón de la pantalla, conduce la intriga con suficiente destreza como para sacudirnos con ciertos giros solo valiéndose de pequeños detalles.
Anya Taylor-Joy estuvo nominada a los reciente Globos de Oro por su rol.
“Emma” se merece mucho más que eso.
¡Es deliciosa! No la deje pasar.
(En HBO Go).