Paulina es ingeniera comercial. La pandemia la obligó a reinventarse. Junto con una amiga armó una empresa de venta de mermeladas que hoy ofrece por las redes sociales. Soledad también se la jugó. Es profesora. Con el cierre de los colegios anticipó una mayor demanda por tutorías virtuales. Se asoció con un amigo que sabe de tecnología y hoy educa telemáticamente a decenas de estudiantes que esperan volver a clases. Los casos se repiten. La emergencia sanitaria obligó a emprender a miles. ¿Esfuerzo transitorio o negocio permanente? En la respuesta está el futuro de Chile.
Vale la pena analizar la evolución de los datos del Registro de Empresas y Sociedades (RES). En septiembre del 2019, el sistema registró la creación de 10.720 entidades. Doce meses después la cifra se encumbró hasta 16.614, un 55% de crecimiento para ese mes. Y no fue solo septiembre. A partir de mayo del 2020, al poco tiempo de iniciada la emergencia sanitaria, la aceleración en la constitución de nuevos emprendimientos se disparó en Chile. Desde entonces, 135.760 se han creado, ¡más de 500 nuevas empresas diarias! Sencillamente notable. Quizás sea cierto que no hay mal que por bien no venga. Mucho, poco o nada de capital, el negocio llama.
Las cifras más recientes indican que comercio, construcción, transporte y asesorías son los sectores en que operan estas nuevas aventuras. ¿Quiénes son sus dueños? Más del 50% tienen entre 30 y 44 años, 12% son extranjeros y más del 65% son hombres. Este último es el dato que preocupa. La pandemia ha sido particularmente dura para el mercado laboral femenino. Con un desempleo del 11% entre ellas y la recuperación de sus trabajos por debajo del 40%, ojalá hubiesen más emprendedoras (¿qué las frena?, tema para otra columna).
Y esta red de nuevas micro y pequeñas empresas, particularmente en el comercio, ha sido potenciada por la rápida proliferación del delivery. Este sector, que opera en plataformas digitales y emplea por la flexibilidad que ofrece, mueve los productos y facilita la venta. Del emprendedor al consumidor a través de un conductor en cosa de minutos. Será interesante ver qué sale del Congreso, que busca regular los servicios de delivery digital. El Mintrab estima en casi 300 mil los empleos en el rubro (hay aquí también mucho emprendedor). En perspectiva, según el INE, hay 925 mil desempleados en Chile. ¿Cómo proteger sin destruir empleos? Habrá que apostar por la sabiduría parlamentaria.
El 2021 será clave para estos nuevos negocios. Es un dato que muchos no prosperarán. Desde la dedicación hasta la suerte, pasando por un pelito de amor al riesgo, la combinación no siempre acompaña al novicio emprendedor. Además, si durante la pandemia la competencia ha sido feroz, ni imaginarse lo que será en la recuperación. Pero imagine la capacidad y resiliencia que tendrán quienes sobrevivan. La economía fue apaleada por la pandemia y desde las mismas heridas puede estar naciendo lo que la catapulte. Así que bienvenidas las miles de mipymes inesperadas. Ojalá que crezcan rápido. Chile las necesita.