En el caso de Universidad Católica, es inevitable la duda sobre los entrenadores y su labor. Una duda constructiva y teórica, por cierto.
El equipo ganó tres torneos bajo las direcciones técnicas de Beñat San José, Gustavo Quinteros y Ariel Holan, que estuvieron un año y fueron campeones, por lo tanto, desde su parte no hubo proceso ni nada parecido al trabajo de base o a la búsqueda de algo, y aprovecharon la fortaleza del club, donde los responsables son los técnicos chilenos que trabajan en las inferiores, donde inferiores es muy poco decir: escuelas de fútbol, competencias, 50 filiales a lo largo de Chile y fútbol formativo de la clase Sub 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17 y 19.
Cada entrenador anual, su proceso de instalación, fue llegar a Santiago, ver casa o elegir departamento, algún chofer que los lleve y traiga, y también recorrer las instalaciones y escuchar las historias de los dirigentes, orgullosos por la institución que han construido en San Carlos de Apoquindo.
Hay que sumar reuniones con José María Buljubasich, el gerente deportivo, para ver lo que hay y lo que se necesita, siempre y cuando sea posible, y las últimas peticiones del entrenador, que ahora no son por él, sino por el acomodo del ayudante de campo, el preparador físico y alguien extra, para que su equipo se instale y no se escatimen gastos.
Universidad Católica contribuyó al prestigio de esos tres entrenadores y a su futuro laboral, con otro galón: campeones en Chile.
¿La UC debe darles las gracias? Por supuesto, se trata de gente educada.
¿Los entrenadores deben agradecerle a la UC? Seguro, aunque se fueron bastante rápido, demasiado, incluso alguno partió de lejos y Ariel Holan tenía embalados hasta los perros, con el fin de ganar tiempo.
Fueron asuntos de contratos y cláusulas legales, en cada uno de los casos.
Esto va más allá de la ley: es la educación, que pertenece a otra dimensión social y lo ideal es que sea invisible. No se puede exigir. Es un don que se enseña y aprende. Algunos lo tienen y otros no.
Lo que la UC le debe a esos entrenadores es equivalente, al menos, a lo que ellos le deben a la UC, y por eso hay que tomarse el tiempo y mostrar cortesía, sin prisas y con urbanidad. Al llegar, pero especialmente al irse. Educación.
¿Cuál es la calidad de esos directores técnicos, en frío y al vacío, sin la arquitectura de la institución y sin el mármol de un plantel al que anualmente le añaden y quitan terminaciones?
El futuro dirá.
¿Dónde está Beñat?
Entrena al Königliche Allgemeine Sportvereinigung de la ciudad belga de Eupen, más fácilmente recordado como KAS Eupen, y su rendimiento va por las 29 victorias, 29 empates y 42 derrotas.
¿Dónde está Gustavo Quinteros y cuál fue su peripecia después de la UC?
Ya lo sabemos.
¿Dónde se va Ariel Holan?
A Santos de Brasil, dicen. Ahí veremos.