En el inicio del año académico 2021, que partió por Zoom y con adelanto, me solicitaron una conferencia inaugural.
Ya la realicé y ahora la resumo.
El titulo es simple: “Muerto de hambre”.
Fue una petición de distintas escuelas de Periodismo, porque se mantiene la tristeza y decepción, debido a que aún les retumba e irrita esa frase calificativa: “Periodista muerto de hambre”.
Agrego signos de exclamación, para reproducir el contexto: “¡Periodista muerto de hambre!”.
El problema grave, sin embargo, no reside en los estudiantes, porque la gente joven está acostumbrada a los embates del destino y sabe que la ruta es cuesta arriba y cada vez más pronunciada.
El adulto hablador y equivocado, generalmente predice y describe el futuro de los jóvenes, porque le queda el descaro de su pasado: no le achuntó antes y le va a achuntar ahora. Jamás. Lo único que importa es la vida que ustedes tienen por delante. (Creí escuchar un aplauso tibio, en este punto, acuérdense que es por Zoom).
Seamos sinceros con nosotros, proseguí: los que primero dijeron que este podía ser el problema, fueron sus propios padres, con algo que sonaba más o menos así: “Estudia otra cosa, te vai a morir de hambre”. Todo periodista en serio ha escuchado la frase. (El aplauso, ahora sí que sí, fue intenso y prolongado).
El éxito de la conferencia me empujó a irme por las ramas, que es lo mío.
Cuando estuve sobre los Pirineos y vi el cartelito con flecha indicativa y cuesta abajo, “Camino de Santiago”, supe lo que debía hacer: devolverme.
Por algún motivo recuerdo, en este instante, una frase clásica relacionada con el hambre: “Donde no comen cinco, no comen seis”.
A lo que voy: los estudiantes no eran los afectados, en absoluto.
Los demolidos y destruidos eran el cuerpo académico, dolidos a niveles impensables, humillados en lo más íntimo y profundamente deprimidos.
Másteres en Comunicación Estratégica cabizbajos por el llanto y la frustración.
Magísteres en Redes Sociales y Digitales que siguen deprimidos y encerrados en su pieza, frente a un título en inglés.
Doctores en Ciencias de la Información que se creían en el Más Allá universal y de golpe volvieron al más acá chileno.
Me consta que varios profesionales calificados, todos PhD en Filosofía Comunicacional o en Medios y Gestión, preparan un contundente artículo que será publicado cuando se pongan de acuerdo en la redacción.
Me preguntaron del Colegio de Periodistas, que obviamente supo de la conferencia, si podían utilizarla para el bien de la profesión.
Les dije que por supuesto, pero puse tres condiciones:
Que dejaran de insistir con el cobro de mis cuotas pendientes del segundo semestre del 2019 (debido al estallido) y del pasado 2020 (debido a la pandemia). O sea borrón y amnistía. Además les solicité que extendieran el beneficio para el presente año, porque las condiciones son similares.
Una semana gratis en El Tabo, la primera de marzo, en las cabañas Villa Camilo Henríquez del Círculo de Periodistas.
Y que presentaran la conferencia, bajo un título metafórico y político: “Muerto de hambre, pero hambre de justicia, verdad y libertad”.