A Martín Lasarte, la verdad, no lo fueron a buscar, sino que se lo encontraron en Santiago de Chile, donde el entrenador estaba parando, por asuntos médicos, desde comienzos de febrero, según el periódico “El País” de Uruguay.
La gente de la ANFP, desgastada con tanta búsqueda cansadora y todavía inútil, intuyó que la ocasión la pintaban calva, un oráculo les hablaba y más bien les gritaba en voz alta que Lasarte era el hombre, y por fin podían dejar atrás una búsqueda que delataba la impericia de los buscadores, con esa carta cada vez más empobrecida por negativas, contradicciones vitales, temores y contracciones económicas.
Aquí, por fin, y a la mano, un menú conocido: Martín Lasarte.
Un alivio y una solución, porque se mantenían las condiciones impuestas -conocer el medio y a los jugadores, experiencia internacional y ser extranjero hispanohablante – y Lasarte, además, es respetado y apreciado como hombre trabajador y serio. Lo que no es poco.
La ANFP, en los descuentos, rescataba con pinzas su pellejo, y Martín Lasarte, en un video de un minuto, daba la cara, hablaba lo justo y así es como fue bienvenido.
El director técnico convocó a su equipo, con algunos estuvo en Egipto y en el Al – Ahly, pero se habían desperdigado y con urgencia llamó a teléfonos de Honduras, Uruguay y España, para darles la buena nueva: tenemos pega, una gran oportunidad y un desafío.
Los entrenadores uruguayos pertenecen a la Audef (Asociación Uruguaya de Entrenadores de Fútbol), el año pasado y mediante zoom, organizaron distintas conferencias. Martín Lasarte y Gerardo Pelusso moderaron la del jueves 23 de abril: “El desafío sudamericano hacia Qatar 2022”, dictada por Reinaldo Rueda y valga un juego de palabras fácil: es la rueda del destino.
Los entrenadores nacionales, como se sabe, están ligados a dos instituciones: al Colegio de Entrenadores de Fútbol de Chile y a la Agefuch (Asociación Gremial de Entrenadores de Fútbol de Chile), que seguramente persiguen lo mismo (mercado ocupacional, reivindicaciones laborales y competencia con los DT extranjeros) y probablemente se llevan mal. Estamos en Chile. Aquí nos conocemos todos.
El caso es que nos pilló la rueda del destino, hay que seguir avanzando y partir apoyando a Martín Lasarte.
El nuevo técnico de la Selección de Chile exhibe un hecho evidente: nos conoce. Antes entrenó a Universidad de Chile y a Universidad Católica y sabe el tenor de la competencia y como es el medio y por donde respira. Esa es la conclusión: nos conoce.
¿Y adónde nos lleva ese conocimiento del Chile profundo y superficial, a propósito del fútbol que vivimos y padecemos?
La verdad sea dicha: no está claro.
A muchas partes, quizás a ninguna.