En el extraño escenario que nos ha tocado vivir, los días pasan con grandes emociones pero sin cambios notables. Coquimbo e Iquique siguen perdiendo la categoría, la U. de Conce y Colo Colo jugarán la definición, Universidad Católica será campeón sin angustias porque Unión La Calera no quiso ni siquiera inquietarlos. Fue fatal para los cementeros jugar siempre después del líder, porque las responsabilidad se los comió.
Colo Colo estira su racha, pero sigue en riesgo, lo que puede llevarlo a una incómoda final. Pensando en el futuro, en Blanco y Negro anuncian —como todas las temporadas— una poda que de concretarse será dolorosa, ya que ahora sí deberían irse varios referentes que, a la larga, no fueron trascendentes en el esfuerzo por escapar del fondo, porque finalmente Quinteros buscó otras cartas en los momentos claves, aunque en Iquique a última hora le entregó la titular a Matías Fernández en detrimento de Jara.
La U gana y gusta cuando pone a Montillo, lo que redundará en un problema grande cuando se vaya, porque entonces Dudamel tendrá que mostrarnos algo que hasta ahora no vemos, salvo cuando salta la Ardilla.
El torneo termina de manera infartante pero ratificando la tendencia a las rachas. La mejor y más prolongada es la de Palestino, pero a casi todo el resto no les alcanzará para brillar, aunque sea un poco. La caída libre de Unión Española continúa, ni hablar de Curicó, el Audax Italiano no se afirma y, en los siete días que restan, cualquier cosa puede pasar, que fue el gran mérito de este torneo que, contra todo pronóstico, resultó apasionante y pudo llegar a buen fin gracias al enorme esfuerzo organizativo que desplegaron los clubes y la ANFP.
Serán días estremecedores y de verdad lamento que el nuevo técnico de la selección no lo haya visto. El fracaso en la gestión para reemplazar a Rueda será una marca indeleble para Milad y Cagigao, que han convertido su busqueda en un papelón. Esperar tanto tiempo por Almeyda parece impropio, más aún si la respuesta iba a ser negativa y la apuesta tan absoluta. Como no hay plan alternativo, es probable que tengan que mirar en casa —más por necesidad que por convencimiento— y eso podría tener respuestas inesperadas de los candidatos a la hora del trasnoche.
Quedaron empantanados, tal cual ha pasado con la planificación del torneo 2021 y la puesta en marcha de las series menores. La lentitud de los procesos y decisiones ha sido el sello del nuevo directorio, que se da vueltas interminables sin llegar a soluciones concretas. Así como van, y con el cambio de fuerzas que habrá en el Consejo, pueden quedar con el barro al cuello.