Los resultados y el juego valorizaron a los entrenadores chilenos en esta temporada. Si en algún momento se dijo por moda o choreza que eran malos, desactualizados e incluso flojos, sin ni siquiera conocer alguna de sus semanas de trabajo, el devenir de los torneos de los últimos años puso otra vez en la discusión a los DT formados en nuestro fútbol.
La firma de Jorge Pellicer en Unión Española ratifica esta tendencia y marca el retorno de un DT con oficio, con dos títulos en Primera División (Universidad Católica y Huachipato) y una Copa Chile (Universidad de Concepción). Luego del impensado despido de Ronald Fuentes, los rojos eligieron al exzaguero, quien no tomó en su momento los ofrecimientos de Antofagasta, Curicó y Everton. Su estreno será esta tarde, cuando visite a Universidad de Chile en el Estadio Nacional. Justo el club que prefirió a Rafael Dudamel, el sucesor de Hernán Caputto.
En la eterna campaña 2020, solo cuatro entrenadores se mantienen desde que comenzó el campeonato: Gustavo Huerta (Cobresal), Ariel Holan (Universidad Católica), Juan Pablo Vojvoda (Unión La Calera) y Miguel Ramírez (Wanderers). El grueso se fue por mal rendimiento, una racha negativa o porque clubes del exterior levantaron a Juan Manuel Azconzábal, quien partió de Antofagasta a Unión Santa Fe, y Nicolás Larcamón, que de Curicó se fue a Puebla de México.
Caso aparte el de Eduardo Acevedo. Al ver que era muy difícil evitar el naufragio en Universidad de Concepción, inventó una historia impresentable, en la que mezcló sus principios y una eventual persecución de la ANFP, para dejar botados al club y sus jugadores.
Ronald Fuentes demostró su capacidad en los dos años que estuvo en Unión. Con escaso material transformó a los hispanos en un conjunto con identidad. Valorizó a los jugadores, dejando un patrimonio muy superior al que encontró cuando llegó a Santa Laura. Un caso similar es el de José Luis Sierra. El zurdo rescató a Palestino, lo ubicó entre los protagonistas del torneo y resolvió la vieja ecuación del fútbol: eficacia y estética. Por eso su nombre irrumpe desde el campo de juego como opción para la selección nacional.
En la B, Jaime García con Ñublense, Héctor Roco en San Felipe, John Armijo en Melipilla, Luis Marcoleta en Rangers, Jorge Aravena en Puerto Montt y Hernán Peña en San Marcos exhibieron idoneidad. No se trata de hacer un panegírico sobre los entrenadores chilenos, pero al menos establecer que poseen atributos y condiciones. Además, salvo excepciones, no están en el negocio de las comisiones.
Son tiempos de definiciones. Es necesario resolver cómo se jugará la temporada 2021, que después de la traumática 2019 y la dura 2020, tenderá a la normalización. El Sifup, inquieto por la “creatividad” del Consejo de Presidentes, entregó a la ANFP un mapa del año con campeonatos de fácil comprensión, usando todos los meses, desde marzo a diciembre, e incluso proponiendo la Copa de la Liga durante la Copa América. Así, Quilín comenzaría a ponerse al día con Turner, el dueño de los derechos, que nunca dejó de responder a pesar de los incumplimientos de su socio.
Si en la dirigencia existe prudencia, el planteo del sindicato merece atención.