El título de esta película no ha sido traducido en ningún lugar de Occidente. Una de las razones es que remeda el de una novela de Charles Bukowski traducida de distintas maneras –en español es conocida como
La senda del perdedor (1982)–, ninguna de las cuales tiene que ver con los alcances de esta película. El título de Bukowski es, además, una parodia oscura de
The catcher in the rye, la legendaria novela de J. D. Salinger conocida en español como
El cazador oculto o
El guardián entre el centeno (1951).
Lo que tienen en común las novelas de Salinger y Bukowski y esta película es el esfuerzo por retratar el tránsito entre la adolescencia y la madurez, ese momento inasible, inabordable e inolvidable en que un niño empieza a convertirse en adulto, unos pocos años en que el mundo se presenta como una extrañeza increíble.
El cineasta Tyler Taormina, que ha debutado con este largo, tiene en cuenta esos antecedentes. Es, como suelen ser los estudiantes de cine estadounidenses, un lector atento y un cinéfilo informado. Y es notorio que ha pensado mucho antes de llegar a la estructura en dos partes de su película.
La primera es un caleidoscopio de adolescentes que se preparan para asistir a la fiesta de fin de clases, que se celebra en la cafetería Monty's. Todos viven en un suburbio apacible (aunque fue rodada en barrios de Los Angeles) y la fiesta en Monty's es como un rito de paso hacia otro estadio humano. Los jóvenes van nerviosos –hay uno que colapsa–, y también ilusionados hasta la exageración. Una chica sintetiza su estado de ánimo frente a una amiga: “Gwen, soy tan buena. La vida es tan buena. Honestamente, todo es tan bueno”. Este no es el registro de las comedias adolescentes de John Hughes, ni tampoco el más insidioso de Superbad; el único aire de familia es con Slacker, ese delicioso tapiz de diálogos fragmentarios que Richard Linklater filmó en 1990.
En la segunda parte, la deriva de Ham on rye es mucho más inquietante. Ahora se trata de una sucesión de planos de los hogares que duermen, las calles iluminadas y esos espacios del vacío que son los estacionamientos y los centros comerciales por la noche. Aquí solo quedan Haley (Haley Bodell), una chica que se retiró de la fiesta y ahora deambula a solas, y algunos de los muchachos que no saben muy bien qué hacer con la noche. La adolescencia se oscurece. El mundo recupera su estatuto amenazante.
Es una película sin protagonistas, sin personajes en el sentido clásico y con un relato que solo se apoya en la cadencia de sus imágenes. Está en el filo del experimento y toma los riesgos de esa aproximación. Lo que consigue es entrar en el vértigo del descubrimiento de mundo con más honradez que brillo.
Dirección: Tyler Taormina.
Con: Haley Bodell, Audrey Boos, Gabriella Herrera, Cole Devine, Adam Torres, Luke Darga, Sam Hernandez, Blake Borders, Timothy Taylor.
85 minutos.
En MUBI