Con la inscripción de candidatos, se ha iniciado el camino a una nueva Constitución. Una vez elegida, la Convención deberá escribir su propio reglamento, y con ello definir el significado de la hoja en blanco. Aunque la letra del asunto está más o menos clara (entrará en el proyecto constitucional lo que cuente con aprobación de 2/3 de la Convención), la esencia del concepto no. Partir de cero no es una buena idea, ya que la Constitución tiene una larga tradición para rescatar, y en muchos aspectos funciona muy bien. Por ello, el avance será efectivo si se acota la discusión y respondemos honestamente la pregunta difícil: ¿Qué funciona bien y qué funciona mal en la Constitución actual?
Es aquí donde la psicología puede aportar más que la economía o la teoría política. Nada lo refleja mejor que el libro “Crisis”, donde el destacado geógrafo Jared Diamond analiza cómo diferentes países en la historia moderna han enfrentado una encrucijada mayor en su desarrollo social. Desde Japón a fines del siglo XIX hasta la Alemania post segunda guerra, pasando por Chile en 1973, el autor analiza las causas de grandes crisis y la manera en que los países las han enfrentado.
Para estructurar un esquema conceptual que ordene el análisis, el autor recurre a la terapia de crisis para identificar los factores que, de acuerdo con la psicología, determinan la probabilidad de éxito en la resolución de crisis personales. Entre los conceptos abordados, destacan algunos tradicionales, como el reconocimiento de que existe una crisis, la aceptación de la responsabilidad personal, la flexibilidad para enfrentarla o la necesidad de ayuda externa.
Sin embargo, el concepto que resuena con más fuerza en nuestra coyuntura actual es el referido a “cercar la crisis”. La solución satisfactoria de una crisis requiere identificar y delimitar el alcance del problema, aislándolo del resto de la realidad. De otra manera, la sensación de que todo está mal y que nada es rescatable lleva a una parálisis difícil de superar. Así, mientras el cambio selectivo y eficaz fluye de acotar los problemas, el camino al fracaso es seguro cuando surge la aparente necesidad de cambiarlo todo, lo que simplemente termina hundiendo al paciente.
Por ello, el eslogan de los 30 pesos no solo es ciego a la realidad, sino que no ofrece posibilidad alguna de dar solución a las esperanzas de las personas. Al evaluar a un candidato, pregúntele por aquellas cosas que funcionan bien, antes de caer en la letanía de lo que no funciona. Y a la hora de votar, considere que quienes no logran cercar el problema, sino que ven todo negro, son candidatos seguros a ahondar la crisis y sembrar desilusión.