Scorsese está muerto de la risa. Tanto, que casi se cae de la silla mientras intenta continuar su diálogo con Fran Lebowitz, una de sus personas favoritas. A los pocos días ya hay un video circulando por las redes con el resumen de todas esas carcajadas, que no paran y casi se ahogan mientras Lebowitz, se explaya, ironiza, apunta, dispara y habla en público y en privado acerca de algo que a ambos les importa muchísimo: New York City.
Antes de filmar las entrevistas que componen la espina dorsal de la serie documental Pretend It's a City —el tercer producto que el director crea para Netflix, después de Rolling Thunder Revue y The Irishman-, Scorsese ya había plasmado la figura y los particulares dichos de Lebowitz en Public Speaking (2010), una película acerca de la transformación de esta columnista cercana al mundo de Andy Warhol y la salvaje Manhattan de los años 70, en oradora una pública, digna heredera de Mark Twain, James Baldwin y muchos otros sujetos cuyo genio e ingenio se agiganta frente a una audiencia en vivo. Tras publicar un par de libros y entrar en un prolongado bloqueo creativo a mediados de los años 80, Fran optó por el pragmatismo, le dijo a su agente que no escribiría más y que ahora en adelante hablaría frente al público. “Es increíble que me paguen precisamente por hacer lo que más disfruto en la vida: que otros escuchen mis opiniones”, decía en la película y de inmediato procedía a cumplir con dicha promesa con total aplomo, usando sentencias y remates perfectos, convirtiendo sus tan celebradas como debatibles posturas en pura narrativa oral, deliciosos relatos, anécdotas sin moraleja, crónicas de absurdo y recuerdos alucinados.
Diez años más tarde y con el personaje asomándose a los 70 años, su actitud aún es la misma, pero el enfoque no: esta vez Scorsese y David Tedeschi (fiel compinche en sus aventuras de no ficción) disponen de un marco más generoso, tanto en términos de tema y de duración: siete episodios de veinticinco minutos, en donde ella se ha convertido en un elemento más de una ciudad que se revela al espectador en múltiples dimensiones. Cultura, transporte, tecnología, vida de vecindario, turismo, especulación inmobiliaria, deportes, salud, en fin: lo que Marty y Fran proponen es el antónimo perfecto a esos coloridos buses de dos pisos que te llevan por ciudades ajenas como quien vitrinea sin rumbo por el mall; ya que, en vez de pasearte de arriba a abajo y recorrer todos y cada uno de esos “lugares imperdibles” de la isla hasta que te declaras extenuado, las charlas de ambos funcionan en clave de travesía moral, viaje sentimental y máquina del tiempo. “Si me preguntas cuál Nueva York me gusta más, la de los 70 o la de este siglo, obvio que prefiero la de hace cuarenta años y por una razón: en esos días yo era joven. Todos preferimos la ciudad de nuestra juventud, cuando nos resultaba fresca, nueva y sin límites; no hay que culparse por ello”, le cuenta Lebowitz a un Scorsese que va filmando las largas caminatas de su heroína por un Midtown que hoy luce turístico y próspero, pero también aséptico; sin duda, un espacio muy distinto a la urbe hosca, oscura y en decadencia a la que esta chica de un suburbano New Jersey llegó apenas cumplidos los 18 años, huyendo de la seguridad familiar y lista para emplearse en lo que fuera, y que medio siglo después continúa circulando por esas calles fiel a la idea de que, por más nostalgia que se tenga del ayer, los habitantes están conminados a ir cambiando junto con su ciudad, en medio del frenesí, del miedo, la incertidumbre y el fervor.
Lebowitz dice que, cada vez que puede, hace el ejercicio de caminar por Manhattan mirando hacia el suelo, en vez de hacia los rascacielos. La otra historia de su ciudad está escrita ahí, en veredas repletas de inscripciones, placas y dedicatorias; algunas supervivientes de edificios o lugares ya demolidos y hace mucho olvidados. Si bien unas semejan borrosas lápidas y otras funcionan en clave de reliquia o distante homenaje, filmadas por la cámara de su amigo, sin embargo, el efecto se invierte: de pronto emergen como piedras basales de su entorno. Objetos que resisten el embate del tiempo y las cosas. Faros que te salvan del naufragio.
Pretend It's A City
Estados Unidos, 2021). Con Fran Lebowitz. Dirigida por Martin Scorsese. Siete episodios disponibles en Netflix.