Andrea Camilleri (Agrigento, 1925-2019) era, merecidamente, el autor italiano más popular de las últimas décadas. A lo largo de cuarenta años fue guionista, director de teatro y televisión, catedrático, periodista y, sobre todo, escritor. Sin lugar a dudas, su fama se debe —según sus propios dichos— a la serie de novelas policiales protagonizadas por el inolvidable comisario Salvo Montalbano, héroe de una saga que alcanza veintiocho títulos y que originó un par de tandas televisivas que han sido vistas por millones de personas, tanto en Italia como en el resto de Europa. Desde luego, Camilleri es un fenómeno, cosa que a él, como lo veremos más adelante, le desagradaba: sus obras han sido acreedoras del primer puesto en las encuestas; ha recibido numerosos premios; ha sido traducido a treinta y seis idiomas y, por si fuera poco, ha vendido más de treinta millones de ejemplares. En términos generales, el estilo de Camilleri es claro, sin pretensiones y cómico hasta el punto en que uno tiene que detener la lectura de sus tramas, pues estalla en carcajadas.
Háblame de ti, subtitulada “Carta a Matilda”, último texto de Camilleri, es desde cualquier punto de vista algo excepcional dentro de la producción del maestro del género negro y también, pese a su concisión o gracias a ella, un conmovedor legado del nonagenario prosista. Escrita en la edad bíblica,
Háblame de ti es un volumen de una mente lúcida, sin un ápice de egolatría donde la autosatisfacción no tiene puerta de entrada y las palabras egoísmo o exhibicionismo parecerían no existir. Y lo más asombroso de todo es que según los testimonios de quienes le conocieron, o lo que se deduce al seguir sus tomos, Camilleri fue en realidad un hombre poseedor de los atributos que señalamos y de otros que indican generosidad, libertad de espíritu, ausencia de individualismo.
Háblame de ti, es, de acuerdo al nombre del subtítulo, una carta escrita a Matilda, su bisnieta de cuatro años, quien, obviamente, la podrá comprender mucho más tarde que cuando ha sido concebida. Intensa, sin temor a lo anecdótico, explícita, milagrosamente luminosa, esta epístola resume la vida de Camilleri con simplicidad y, como lo hemos dicho, una increíble carencia de egoísmo. Tal cual fue insinuado al principio y sobresale en
Háblame de ti, Andrea Camilleri es, mejor dicho fue, un hombre poseedor de las cualidades humanas más valiosas, a pesar de lo cual nunca hizo gala de ellas, como queda demostrado en esta apasionante, emotiva, impresionante relación. Detestaba la fama, su amplitud de criterio fue notable, singular, en ocasiones inaudita; jamás perjudicó a nadie; su sentido del humor era peculiarísimo; ni un átomo de machismo se advierte en sus escritos —de hecho, solo tuvo hijas y ni se le pasó por la cabeza la idea de que ello podría haber sido una desventaja—; tampoco hay siquiera una muestra de racismo o xenofobia en cuanto hizo o publicó; en suma, aunque él odiaría lo siguiente, fue un modelo de ser humano y una persona eximia, generosa, que amaba a su familia y amigos, a la vida, en especial a los jóvenes, y al mero hecho de existir.
Con todo,
Háblame de ti es muchísimo más de lo que hemos indicado. Sin ínfulas de ninguna clase, sin tono pedagógico, con admirable sencillez, Camilleri repasa los episodios más representativos de su trayectoria personal y profesional y a los sucesos más destacados de la historia mundial a lo largo de los últimos cien años. En verdad,
Háblame de ti nos levanta el ánimo y nos llena de esperanza.
Sin embargo, hay más: Camilleri conoció en la intimidad, o por motivos laborales, a algunas de las personas más renombradas de su país, de Europa, del orbe, y las menciona a la pasada y sin temores reverenciales; se le ofrecieron toda clase de honores y cargos, en particular políticos, que rechazó sistemáticamente, y todo esto se lo cuenta a Matilda, con naturalidad y fluidez fantásticas, en este encantador y deslumbrante testimonio, llevado a cabo, según se desprende de lo anterior, con la transparencia, con la profunda cultura, con la espontaneidad propias del hombre que fue Andrea Camilleri.
Y aún tenemos más:
Háblame de ti es una lección acerca del pasado y del presente, sin intenciones didácticas; un relato que abarca los acontecimientos globales mediante escasas palabras; un legado compuesto para cualquier clase de hombre o mujer; una afirmación de dicha, alegría y placer inauditos en esta época; un paradigma de claridad, franqueza, sinceridad; un prototipo de cómo saber contar las cosas; un verdadero curso de conocimientos para niños o miembros de la llamada tercera edad; una vibrante enseñanza para la generación de Andrea Camilleri, para la de sus hijos, sus nietos, sus bisnietos. En suma,
Háblame de ti es una joya de libro.