La gripe española, tan recordada el pasado año, brotó en 1918 y se extendió hasta 1920.
¿Qué vino después? Los locos años 20: Art decó, carrete permanente, jazz, fuera los corset, charleston, vanguardias, tomatera incansable, soltura de cuerpo, rascacielos, euforia colectiva y vamos pasándolo bien, porque el mundo no se acabó.
Este mismo proceso mental y sentimental se inicia este año, especialmente en Chile, por lo que el 2021 será de locura.
La pregunta correcta, por lo tanto, no es cuándo se retira el tercer 10%, sino en qué mes se retira el último 10%, porque nos iremos comiendo los ahorros y la plata para jubilaciones a medida que transcurra el año.
Al comienzo con cierta preocupación y desvelo, pero al final con total desaprensión y atrevimiento.
Los resultados económicos del país, y esto es lo paradojal del caso, serán espectaculares y nunca vistos, por dos razones: la mejoría de los índices industriales y bursátiles, debido al paulatino retroceso de la pandemia y el efecto rebote; y luego por los retiros alegres y serializados del 10%, donde los primeros meses se enmarcan en gastos razonables y algunos extras, pero durante el segundo semestre se soltará la trenza de la razón y el cordón de la cordura, y ahora será para asuntos suntuarios, lujosos, caprichosos y algunos francamente demenciales.
El discurso técnico y especializado de los economistas se hará cada vez más inútil y la variante que mete miedo será considerada ridícula y aguafiestas, en un contexto de fiestoca generalizada.
Los economistas pasarán a las rogativas, pero tampoco servirán de nada, porque el relato lo ocupan los dichos populares: “tirar la casa por la ventana”, “gastar como país en guerra” o bien “el último día nadie se enoja”.
Así que frente al futuro apocalíptico, te acepto un apocalipsis
sour, y nos vamos a gastar lo que no tenemos, y con el resto quedaremos endeudados.
El fenómeno social y la algarabía colectiva sobrepasarán a los economistas de todos los sectores y es probable que los sucesivos retiros los afecten en lo personal, primero con incredulidad, luego con depresión y desesperación hacia el final del año.
La extinción del ahorro para pensiones implica la desaparición de las AFP, que serán reemplazadas por el Pilar Solidario.
El proceso transformador será breve y eficiente, pero igual de rápida la transformación del Movimiento No + AFP, para mutar hacia otros conceptos y refundarse como Movimiento No +, a secas.
La necesidad imperiosa de aumentar el Pilar Solidario implica, al menos, una ley del tipo reservada del cobre, donde un 25% y luego un 35% de los ingresos generados por Codelco deberán ir al Pilar milagroso, porque los fondos de pensiones se agotaron y hay que empezar a juntar de nuevo.
No queda otra.
La clave será la administración eficiente de esos enormes recursos, para invertir correctamente en el mercado, con el propósito de conservarlos y aumentarlos en el tiempo.
Con ese fin se creerá la Asociación de Fondos del Pilar Solidario (AFPS).
Y eso será el comienzo del fin del año loco.